Regalo de Reyes. Smartbox. Cena para dos. Estrella Michelín. Así comienza una nueva aventura gastronómica que una vez más queremos compartir con vosotros.
Avales
Desde su inauguración en 1967, este restaurante situado en la ciudad condal nos ofrece una cocina clásica servida en sus salones Belle Époque por un equipo muy atento y profesional. Durante sus más de 50 años de recorrido, ha ido cosechando importantes premios como Mejor Restaurante de Barcelona 2016 (Macarfi) o el Premio Nacional de Gastronomía (1984, 1994, 2013). Premiado con una Estrella Michelín en 1975, se dice que es el restaurante de España con más tiempo en conservarla. Premiado también con Tres Soles por la Guía Repsol en 2010.
Viviendo la experiencia
A la llegada al restaurante nos recibe el aparcacoches, ataviado con su clásico uniforme y gorra. Una vez dentro y tras habernos pedido nuestros abrigos, el maitre nos acompaña a nuestra mesa, a donde una vez acomodados regresa para detallarnos el menú que degustaremos esa noche. Mientras esperamos al sumiller, nos sirven el aperitivo. Todo un lujo poder conversar y dejarse aconsejar por José Martínez.
Mientras tomamos el aperitivo, observamos la sala que tenemos ante nosotros. La decoración antigua pero clásica; luz blanca; cortinajes en los ventanales; velas en las mesas; alfombras, sillones de cuero, manteles de algodón, vajilla de plata; camareros con pajarita y traje perfectamente sincronizados entre ellos… Un pequeño viaje hacia atrás en la historia.
El primer entrante constaba de tres pequeños bocados. En el centro del plato un buñuelo de erizo de mar (explosión de sabor a mar en la boca), pan negro alemán con huevas de salmón a la derecha y, en el lado opuesto, coca de esturión y cinco pimientos.
El segundo de los entrantes del menú es vieira a la plancha con ensalada waldorf y piñones.
A continuación los tres platos principales que conformaban el menú. Empezamos con un milhojas de butifarra y patatas, con salsa de trufa negra. Plato sencillo pero a la vez sobresaliente.
El plato de pescado es pargo sobre arroz con carabineros. Perfecto el punto de cocinado del pescado y el arroz.
Como plato de carne, pluma ibérica con crema de calabaza. Cuando se unen la crema y la salsa de la carne… Para mojar pan, discretamente.
Y para terminar, helado de frutos rojos, fruta de temporada y crema de maracuyá; del cual, por olvido de este quien escribe, no se dispone de fotografía.
Lo cierto es que salimos muy contentos, tanto con la cena en sí misma como con el servicio del restaurante. Acudiendo con un vale-regalo, uno siempre tiene cierto recelo. Se pregunta si la calidad de los platos será la misma, así como la atención del personal; o si al abandonar el local tendrá más hambre que al entrar. Todo lo contrario. Una gran velada, sin lugar a dudas.
Via Veneto
Carrer de Ganduxer, 10. Barcelona.