Lo más inteligente (léase sensato) es hablar siempre en la lengua materna en ese tipo de circunstancias. Saber un idioma extranjero va bien para anticiparse al interlocutor y tomarse unos segundos más a la hora de pensar la respuesta. De ese modo, puede escucharse la pregunta en la lengua de partida, hacer otro tanto con la versión del intérprete para asegurarse de que todo se ha entendido bien, responder y asegurarse de que el mensaje se está traduciendo correctamente.
Por muy bien que se hable una segunda lengua, nunca se hará con un dominio tan perfecto como un nativo. Hablar en un foro internacional una lengua que no es la tuya te coloca en situación de debilidad. Además ---no seamos tan ingenuos---, los presidentes de Gobierno y los jefes de Estado sancionan una decisión que se ha tomado después de que técnicos mejor preparados hayan dedicado tiempo y esfuerzo a preparar el terreno. Nadie improvisa.
La actitud de Puigdemont, Romeva y adyacentes dice mucho más de su personalidad que de sus aptitudes como gobernantes.