Al hilo de un comentario que hice respecto a los puros, un miembro del foro me requirió por correo privado para que le aclarase un poco en qué consiste fumar en pipa. Esbocé una respuesta rápida y, ahora que la releo, bien pudiera servir para iniciar un debate sobre esta afición.

Les reproduzco la carta en su casi integridad (sólo he suprimido el encabezamiento y las frases de saludo y despedida de rigor). Espero que sea de su gusto.

Para empezar, conviene tener en cuenta que la pipa requiere tiempo y paciencia. Suelo fumar cuando se me presenta la ocasión de disfrutar de una larga sobremesa --sobre todo si hay una conversación animada-- o bien al atardecer o ya de noche, momentos en que me gusta pensar un poco.

En internet encontrarás mucha información sobre tabacos, pipas y técnicas para cargar la cazoleta y prender el tabaco. Como puedes imaginarte, todo el mundo tiene su método y sus gustos, por lo que no te recomiendo que hagas mucho caso.

En principio, basta con hacerse con una pipa de tamaño mediano o pequeño, un paquete de tabaco de una calidad media y probar. Empecé con una pipa muy económica, de resina, que me costó apenas 10 euros y que, quince años después, sigue como nueva. Me la llevo a todas partes, ya que es muy resistente y, en el caso de extraviarse, no me apenará demasiado. Tampoco están nada mal las hechas con mazorcas de maíz. Pese a su aspecto, son comodísimas y también constituyen una excelente opción a la hora de empezar.

Por lo que respecta al tabaco, es cuestión de ir probando. Te recomiendo las marcas Alsbo y Borkum. Poseen diversos sabores (el tabaco para pipa suele aromatizarse con vainilla y otras especies, o bien macerarse en antiguas barricas de jerez, brandy o whisky) y un precio bastante asequible. Evita, eso sí, el Amsterdamer, demasiado áspero y amargo. Tuve la desgracia de empezar con él y por poco tiro la pipa por la ventana.

Supongamos que has adquirido una pipa y un paquete de tabaco. Lo primero que deberás hacer es desmontarla. Extrae la boquilla, lávala bien con agua y jabón, deja que se seque. Mientras tanto, limpia el interior de la cazoleta con un paño o una hoja de papel de cocina. A continuación, humedece un algodón en un licor que te guste (whisky, coñac o brandy) y frota toda la pipa por dentro y por fuera. Espera a que se seque bien y ya puedes empezar a fumar.

Existen varias técnicas para llenar la pipa. Si has adquirido el típico paquete en forma de bolsa, lo mejor es introducir la pipa dentro y, con el dedo pulgar, empujar el tabaco hacia dentro. Hazlo poco a poco, en tres capas, apretando de manera progresiva, de tal manera que la primera capa quede esponjosa; la segunda, más densa; y la tercera, un poco más. De este modo, en la parte baja de la cazoleta quedará aire suficiente como para que la brasa prenda y se mantenga durante un rato.

Enciende la pipa con una cerilla. Deja que la llama arda un par de segundos para que se elimine el azufre. Si no tuvieses cerillas, puedes utilizar un mechero de gas, pero nunca uno de gasolina (Zippo y similares). Mientras acercas la llama a la cazoleta, da varias caladas con fuerza, para que el humo se deslice por la boquilla.

El tabaco no siempre prende con facilidad y, a veces, resulta complicado que se forme una brasa lo bastante potente como para mantener la cazoleta encendida durante un buen rato. No pasa nada: enciendes de nuevo, das unas caladas y continúas disfrutando hasta que vuelva a apagarse. Lo importante es degustar el humo (y no tragarlo nunca: no dejes que pase más allá del paladar) y disfrutar de los matices de su sabor.