También está la opción de esperar a que pase un día al cartero/a y decirle sé que eres un sinvergüenza por ésto y por ésto y no se te ocurra volver a hacérmelo porque no sé qué va a pasar. Ya sé que suena un poco chungo y su efectividad no está ni mucho menos garantizada, pero sí que le hará pensar en ello. La mayoría de estas malas prácticas están alentadas por la sensación de que nunca hay que dar la cara personalmente.