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    Hombres de éxito y vestimentas, ¿algo que ver?

    De las bermudas a la americana de dos botones: analizamos el concepto de elegancia de 10 hombres de éxito

    El príncipe Harry, Messi, David Lynch, Simeone... Así visten los caballeros triunfadores






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    Tres tipos totalmente distintos de estilo: Kanye West, Arnold Schwarzenegger y Diego Simeone. Julia Lillo y Rodrigo Zayas ICON


    29 ENE 2018 - 08:09 CET

    Príncipe Harry


    Es posible que la camisa blanca no haya tenido un mejor valedor desde Bruce Willis (en Luz de luna) que el príncipe Harry (en cualquier parte). Si Willis conquistaba, peleaba y resolvía crímenes sin apenas mancharse, Enrique de Gales (Londres, 1984) es capaz de recorrer el mundo y alternar con granjeros en Malaui y primeros ministros en Toronto sin una arruga en la manga. El príncipe favorito del mundo entero ha conocido un arco argumental perfecto: huérfano a los 12 años, pandillero a los 17 y rey de la fiesta a los 25. Hoy, en la treintena, Harry organiza eventos deportivos para personas con discapacidades físicas, hace campaña para la lucha contra el sida y recoge premios de asociaciones LGTBQI. Cuando este mayo se case con Meghan Markle, los ojos del mundo estarán puestos sobre él. Y seguramente no se inmutará, pues lo que lo ha hecho diferente a cualquier otro royal es su capacidad para demostrar naturalidad y sosiego bajo cualquier camisa.
    Paola Villanueva

    1. El pantalón, levemente entallado, lo distancia de su hermano Guiilermo, adepto a cortes más ortodoxos.
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    2. Cuando no viste de traje, Harry lleva prendas de inspiración militar (casacas, saharianas) y deportivas. Un poco príncipe Carlos años setenta y un poco estudiante Erasmus también.
    3. Los hombros marcados resultarían grandilocuentes en un hombre más enclenque, pero Harry presume de deportista y elige trajes que lo acentúan.
    4. El corte de pelo y la barba son cuidados, pero no relamidos. Los rizos medio alborotados le dan un aspecto de niño rebelde que triunfa como lo hizo el flequillo de su madre.
    5. La chaqueta sencilla de dos botones es un básico sin pretensiones que transmite más cercanía que el estirado tres piezas.
    6. Harry tiene más planta que estilo, lo cual le permite llevar zapatos que, con frecuencia, no son particularmente bonitos. Si fuera feo otro gallo cantaría.
    Cayetano Martínez de Irujo

    Lo primero que debe tener claro si va a vestir de corto es que necesita un caballo. Si no lo tiene, no ose aparecer por el Real. Tampoco se le ocurra salir de noche de esta guisa; solo se luce de día, en el llamado Paseo de Caballos, la alfombra roja de la Feria. Una vez conocidas estas normas básicas, que Cayetano Martínez de Irujo (Madrid, 1963) domina desde su nacimiento, sepa que aquí no cabe el toque personal. El traje corto es inmutable, con mínimas variaciones, desde hace décadas. Es la versión formal del usado en tentaderos, romerías y ferias de ganado. Las mujeres pueden adaptarse a los bamboleos de moda flamenca. Los hombres, menos. Jamás lleve chaqueta y chalequillo del mismo color y, aunque haga calor, no use gafas ni se quite la chaquetilla. Ah, el traje corto exige una espalda bien sólida por la equitación o el Pilates, y eso llamado porte. ¿Lo tiene todo? Pues anímese. Si le asaltan las dudas sobre algo, siempre puede preguntarse qué haría Cayetano si estuviera en su lugar.
    Paola Villanueva

    1. Camisa: es blanca de chorreras (a lo Ryan Gosling) o con jaretas. El cuello debe permanecer cerrado. Si tiene calor, tome una copa de manzanilla.
    2. Chaquetilla o guayabera, la paleta de color es reducida: gris marengo, negro, blanco, azul marino. Abróchese el botón de arriba y enseñe el chalequillo.
    3. Zahones: marcan el tono del resto. Son incompatibles con el pantalón de caireles (pero no con el de vuelta).
    4. Calzado: depende del resto del traje. Los zahones van con botos, a ser posible de Valverde del Camino.
    5. Sombrero: es tan obligatorio como el caballo. Puede ser de ala ancha o cordobés, pero nunca verde. Descúbrase dentro de la caseta.
    Lionel Messi

    Lionel Messi (Rosario, 1987) ha ganado el Balón de Oro en cinco ocasiones (2009, 2010, 2011, 2012 y 2015), y en cada una de ellas ha sido noticia por el atuendo con el que se presentó a la gala de entrega. Unas solapas de raso. Un tres piezas de terciopelo color burdeos. Un esmoquin a topos flamencos. Daba la sensación de que a aquel estéticamente soso argentino, antes de vestirlo, los diseñadores lo emborrachaban. Pero un verano, el hombre que había visto pasar la moda del futbolista carcelario como los defensas le ven pasar a él apareció durante sus vacaciones teñido de rubio, con barba pelirroja acabada en punta, más tatuajes que un miembro liberado de alguna mara y los bíceps al aire. Estaban todos los elementos del look dominante, pero algo no encajaba. Messi no puede ir de malo porque no tiene cara para eso. Incluso cuando se enfada, parece más decepcionado que irritado. En él, el efecto disuasorio de toda esta parafernalia queda neutralizado. Eso sí, con balón nadie asusta como él.
    Paola Villanueva

    1. Uno de los efectos secundarios de ir al gimnasio es que, a la que ve uno los bíceps aparecer, le da por calzarse una musculosa.
    2. El Barça viste de Nike, pero Messi es jugador Adidas. El Real Madrid viste Adidas, pero CR7 es jugador Nike. Un patrocinador en la cancha, otro en la calle.
    3. Donde se tatuó una pelota, un 10, un par de alas, unas flores, dagas y las manos de su hijo Thiago ahora hay un negro total hecho con tinta a base de carbono.
    4. Roberto López es un tatuador radicado en Mar Del Plata que viaja a Barcelona cada vez que Messi le requiere. Le tira lo maorí.
    Kanye West

    Si el hip hop es el nuevo rock (en términos de influencia) y la moda es el nuevo deporte (entendida como entretenimiento masivo), no podía ser que Kanye West (Georgia, 1977), la última estrella en disfrutar de ambas cosas, siguiera vistiendo como un principiante. Pero lo ha solucionado. No había más que verlo en los últimos desfiles de París, del brazo de su inefable señora, Kim Kardashian. Bien pertrechado de prendas con pedigrí, pero sin que el conjunto pareciera obra del penúltimo estilista de la MTV. West es como la Victoria Beckham de los hombres. Al principio, sus devaneos con lo fashion parecían risibles, pero a fuerza de intentarlo ha terminado encontrando eso tan identificable a la par que elusivo: el estilo propio. Algo que se suma a un dato interesante. Que Kanye, además, recita.
    Julia Lillo

    1. Sin logo. La sudadera favorita de Kanye es amplia y lisa: la firma Haider Ackermann y combina de fábula con un abrigo beis.
    2. Dramatismo. El rapero juega con básicos (tanto elegantes como ‘sport’) con las proporciones alteradas. Aquí, un camiseta larguísima cubre sus vaqueros pitillo y da la réplica al abrigo, también largo.
    3. Clásico. Si llevara zapatillas, el ‘look’ también funcionaría. Pero no se nos ocurre nada mejor que estos ‘chelsea boots’ de Bottega Veneta para rematar el conjunto.
    Boris Izaguirre

    Puede que cuando aterrizó en nuestro país, allá por 1992, fuera el único ser humano masculino, junto a Jaime de Marichalar, que calzaba americanas rosas o amarillas sin inmutarse. Mucho más simpático que Marichalar, e infinitamente menos acomplejado que Truman Capote (una especie de pariente lejano), Boris Izaguirre (Caracas, 1965) ha permanecido siempre fiel a un personaje, el del elegante con poso clásico, que no obstante solo jura ante una máxima: aquello de que en esta vida se puede ser de todo menos aburrido. Lo primero lo demuestra con el sempiterno pañuelo en el bolsillo del blazer o con relucientes zapatos Oxford que rematan un traje impecable. Lo segundo, no renunciando jamás a la más jubilosa frivolidad, traducida en escandalosos estampados en fulares y camisas o en zapatillas de colores casi violentos. Su único secreto de estilo, dice, es un espejo de cuerpo entero. Y es que Boris sabe que, como en las matemáticas o en la declaración de la renta, lo único que realmente cuenta es el resultado.
    Julia Lillo

    1. Desconocemos el número de pañuelos que Boris posee en su armario, pero adivinamos que debe ser equivalente al de los zapatos de Imelda Marcos.
    2. ¿Un blazer color salmón? Pues sí. Nuestro hombre domina la provocación cromática precisamente por su corazón clásico.
    3. Cambiar los zapatos de cordones por zapatillas venidas de un futuro donde no existe el gris. Hay que ser muy maduro para no madurar.
    4. Con el pantalón llega la calma: corte recto, hechura holgada, en ese comodín del color que es el beis.
    5. La chaqueta de dos botones estiliza la silueta. Él la usa con maestría.
    6. Aquí lleva camisa, pero en ocasiones la sustituye por el polo: prenda insignia de ese niño bien al que le gusta jugar.
    Woody Allen

    Mire una foto actual de Woody Allen (Nueva York, 1935) y compárela con otra de hace dos décadas. Tendrán lo siguiente en común: chaqueta de tweed holgada; pantalón chino liso, o de pana y con pinzas, ancho también; jersey o rebeca, y camisa ni nueva ni vieja. Y las gafas, claro. Más que el cine, la indumentaria es el aspecto donde Allen se ha mostrado más íntegro. Se ha negado a llevar esmóquines prestados y se ha mantenido fuera de tiempo, impasible ante las tendencias. Ni siquiera hay una versión oficial de dónde compra su ropa, aunque algunos dicen haberlo visto en negocios típicos del Manhattan bien, como Peter Eliot, H. Herzfelo Bergdorf Goodman. Pero no es inmovilista. Desde los años setenta hasta ahora, está embarcado en una sutil evolución hacia lo visualmente inocuo: empezó vistiendo como un bohemio burgués neoyorquino, fue quedándose en burgués y hoy parece un amable jubilado con estudios, vagamente neoyorquino. Woody Allen es un autor que cada vez quiere parecerlo menos, y por eso lo parece tanto.
    Julia Lillo

    1. Esas gafas. Hay un encendido debate sobre de qué marca son. El modelo que más se le acerca es el de Lemtosh, de Moscot.
    2. Antimoda. Allen compra su ropa en tiendas caras, pero le aplica una capa de sano anonimato (dos tallas más grande).
    3. Calzado. Sus actuales zapatones no tienen nada que ver con las zapatillas de lona y los zapatos bicolores que llevó en los setenta.
    Diego Pablo Simeone

    Cuentan Simeone (Buenos Aires, 1970) es muy supersticioso, que confía en el destino y en el horóscopo. Así que, aunque se presentó en su puesto de entrenador del Atleti como mandan los cánones (traje, camisa blanca y corbata), pocas veces lo hemos vuelto a ver así. En el campo no imperan los protocolos. Por eso no se la juega y va de riguroso negro, el color que vestía cada vez que ha cosechado algún triunfo con el club colchonero. Pero no es fácil de llevar sin parecer un enterrador o Johnny Cash. La clave está en los detalles: los cortes ceñidos, las corbatas estrechas o esas mangas cuidadosamente subidas. Aguerrido y pasional, se podría decir que con su indumentaria quiere lograr un efecto de control. Sin embargo, el resultado es tan rotundo que nunca pasa desapercibido.
    Julia Lillo

    1. Heredero. La combinación gomina + negro total la instauró Mijatovic. Las estrecheces en cortes y accesorios son de la ‘Escuela Guardiola’.
    2. Perfecto. Los pantalones, siempre rectos, los firma Roberto Verino, proveedor oficial del equipo.
    3. Zapatos. Los prefiere italianos. Pero, además de clásicos, tienen que ser cómodos. Tanto que a veces se salta sus propias normas y los cambia por unas Converse.
    Matteo Renzi

    A veces, Matteo Renzi (Florencia, 1975) parece un entrenador de fútbol (suele llevar traje, pero le falta tiempo para quitarse la chaqueta y remangarse la camisa), y otras, parece querer hacerle guiños a la moda (a tenor de sus corbatas oscuras, incluso a veces moradas). El exalcalde de Florencia y exprimer ministro italiano gusta de solapas más estrechas que Berlusconi; disfruta con esas arrugas que lo distancian de la planchada normalidad de Enrico Letta, y desde luego no comparte ni el pisacorbatas con el clasicismo tecnocrático de Mario Monti. Nuestro hombre viste como un activo y resuelto hombre de la calle, ni holgado ni ajustado, ni tradicional ni vanguardista. Puro normcore, esa tendencia que dicta la vuelta al vestir normal. Lo que pasa es que el resultado, tratándose de alguien que llegó a la cima a los 39 años (fue primer ministro de Italia de 2014 a 2016), y en un país donde el rito pesa más que el mito, resulta todavía más ambiguo de lo fueron sus estrategias de alianzas políticas.
    Julia Lillo

    1. Holgado. Pero tampoco oversize. Renzi lleva trajes como los que nos pondríamos usted o yo.
    2. Deportivo. Cultiva un estilo de vida activo, alérgico a los coches oficiales, que justifica su ropa sin complicaciones.
    3. Honesto. Ha sido criticado por vestir como una versión ampliada del hombre normal, y sus zapatos (correctos) lo ratifican.
    David Lynch

    Quien aguanta, gana. Cuando se emitió el último episodio de la segunda temporada de Twin peaks, en junio de 1991, los bajos niveles de audiencia hicieron que sus productores descartaran rodar una tercera. David Lynch (Montana, 1946), sin embargo, no se resignaba a que las andanzas del agente Cooper acabaran allí, e introdujo un cebo en la secuencia final. “Nos vemos en 25 años”, decía Laura Palmer, y el tiempo le ha dado la razón. En eso y en todo. También en su modo de vestir. Lynch luce a diario pantalones chinos y camisa de trabajo blanca. En sus apariciones públicas, traje negro y camisa blanca abotonada hasta el cuello. Todo en su aspecto remite a la pulcritud sin pretensiones de la clase media americana, igual que su tupé, sus mangas demasiado largas y sus aires de crooner. Hoy, más de un gurú de la moda masculina firmaría encantado esta curiosa forma de minimalismo desdeñoso. A veces, solo hace falta esperar un cuarto de siglo para que una serie incomprendida se convierta en leyenda, y un look aparentemente antimoda, en un uniforme a imitar.
    Paola Villanueva

    1. Antes de que Hedi Slimane llegara a nuestras vidas, llevar traje negro a diario era privilegio exclusivo de los empleados de pompas fúnebres.
    2. ¿Un traje sustraído del armario de papá? Más bien, un traje de aquellos años en que aún no queríamos parecer adolescentes a los cincuenta.
    3. En los zapatos, el cineasta experimenta un poco más y oscila entre el oxford y el derby. Adivine de qué color.
    4. ¿Una manga demasiado larga? Para David, no lo es. La matemática sartorial es, en el fondo, relativa.
    5. Las palas pueden variar, pero Lynch siempre lleva el cuello de la camisa abrochado hasta arriba.
    Arnold Schwarzenegger

    Estamos en 2018. El mundo ha atravesado una crisis económica global que ha sustituido las democracias de antaño por gobiernos totalitarios que persiguen la cultura y criminalizan cualquier atisbo de disidencia. El opio del pueblo son los reality shows, cada vez más violentos y extremos, que convierten la propia supervivencia en un espectáculo. Dándole la vuelta al tópico, podríamos decir que parece realidad, pero es ficción. O al menos eso era en 1987, cuando Perseguido imaginó el futuro a través de la historia de un hombre injustamente condenado que lucha por su supervivencia en una mortal carrera televisada. Su protagonista, interpretado por Arnold Schwarzenegger, pasa hora y media huyendo y pegándose con todo hijo de vecino embutido en un mono elástico amarillo, que es como nos imaginábamos en los ochenta que vestiríamos en el lejano siglo XXI. Qué ingenuo, ¿no? Hoy llevamos prendas técnicas, pero no disfraces de astronautas, y está claro que, en sus vaticinios estilísticos, Perseguido pinchó. Sobre el resto, juzgue usted mismo.
    Rodrigo Zayas

    1. Las chaquetas de motociclismo suelen llevar guateados en los hombros, pero nunca llegan hasta la muñeca.
    2. Para llevar un cuello tan abierto hay que tener unos deltoides de culturista. O pasarse horas en el box de crossfit.
    3. De amarillo, es imposible esconderse. El productor ruso que ha anunciado un reality de supervivencia extrema estará tomando buena nota.
    4. En esto sí ha acertado Perseguido: las zapatillas de deporte de hoy siguen inspirándose en las de los ochenta.
    5. En realidad, este tipo de trajes sí se utilizan hoy en día: para bucear, pero solo entre peces de mandíbulas poco potentes.


    https://elpais.com/elpais/2018/01/23...03_576500.html
    "El sonido del agua dice lo que yo pienso" Zhuangzi

  2. #2
    Habitual Avatar de sickned
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    El Principe Harry y Cayetano Martínez de Irujo triunfadores? JAAAAAA

  3. #3
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    El artículo es entretenido, pero me choca la selección de los protagonistas. En todo caso, interesante punto de vista.

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