Vamos ahora con “la provocación”. Se me ocurren hasta tres ideas relacionadas con este término. Dos equivocadas y una que considero correcta, que tú apuntas.
Ya sé que no utilizas la palabra en este sentido, pero esto del arte como provocación es muy moderno. Parte de hace poco más de un siglo. Comienza con esta obra de Duchamp
Y sigue con otras "provocaciones" como las latas de genuina mierda de artista de Manzoni
Hasta las polémicas en Arco con las “obras de arte” que representan a los encarcelados de ERC como presos políticos. Y no termina ahí, ni terminará en breve. La concepción del arte como provocación ha arraigado en la mente popular y se alimenta a sí misma. Nuestro mundo no quiere referentes y prefiere intentar reiventarlo todo, aunque las cosas lleven siglos inventadas. Y esa manera de aproximarse a cualquier realidad obviando todo lo anterior a ella es una forma muy soberbia y destinada en la mayor parte de los casos al fracaso más absoluto. Bajo mi punto de vista, pretender superar lo aportado por la estética respecto de la contemplación de las obras artísticas durante los últimos 2500 años, poniendo un inodoro o una lata de mierda en un museo o en una galería de arte más que una “provocación” es una muestra de profunda ignorancia.
Esta concepción del arte parte de la base de que el arte debe provocar, pero no dice qué ni para qué. Si adoptamos la perspectiva de Platón, por ejemplo, llegaríamos a la conclusión que él ya se dio cuenta de cómo funcionaba la experiencia estética. Platón ya sabía que el arte provoca emociones, y que las emociones trasmiten ideas que se adquieren de un modo inconsciente, sin someterse a la razón. Por eso para Platón, los poetas no debían tener permitido habitar en su República ideal, su idea de ciudad utópica. Y lo decía porque consideraba que la transmisión de ideas debía reservarse a los filósofos, que debían contrastar las ideas con la razón y someterlas al juicio de la Verdad y no a los poetas que mezclaban las ideas con las emociones a fin de persuadir de la conveniencia de sus ideas.
Aristóteles recogió el testigo de Platón y más que centrarse en las ideas y su relación o no con la verdad, puso su estudio al servicio de comprender cómo eran las emociones que provoca el arte y como transmiten ideas. Y nos dejó la noción de emoción estética, la emoción que experimentamos ante los objetos estéticos. Una emoción que es distinta a las emociones que experimentamos en nuestra vida. Y añadió un matiz importantísimo bajo mi punto de vista, la noción de que las emociones estéticas trasmiten EXACTAMENTE las ideas que los artistas quieren trasmitir. Aristóteles sostenía que cuando ocurre un acontecimiento en nuestra vida corriente, este no reviste un único significado para nosotros, somos nosotros quienes tenemos que darle el sentido a ese acontecimiento, pero cuando un narrador selecciona un acontecimiento lo hace para suscitar una emoción muy particular que transmite exactamente un único significado, el que el artista ha querido que aprehendamos. Así una narración sería una sucesión de acontecimientos que suscitan emociones en el espectador y le trasmiten inconscientemente la idea exacta que el narrador ha querido. Elaboró así la noción de “discurso”. Una narración se comporta como un discurso en el que, a través de las emociones se trasmite inexorablemente la idea concreta que el narrador pretende. Una suerte de silogismo "artístico" donde las ideas se transmiten inconscientemente pero inexorablemente a través de las emociones suscitadas por los acontecimientos.
Si tomamos por ejemplo la historia de Pin. El narrador selecciona unos acontecimientos:
Gordon se encuentra moribundo y casi al borde de la desesperación
Pin lo observa y se compadece de él.
Pin se acerca a Gordon y le ofrece un pequeño gesto para hacerle comprender lo que siente.
Gordon una vez salido del campo ayuda a los tailandeses fundando una Ong
Los acontecimientos nos suscitan unas emociones exactas:
Nos compadecemos de Gordon
Admiramos el gesto valeroso de PinSufrimos la situación profunda de injusticia que padece por ello.
Admiramos igualmente el gesto de Gordon de dedicarse a los demás
Los acontecimientos y las emociones que nos suscitan trasmiten unas ideas concretas:
Gordon está al borde de la desesperación. (Victor Frank ahondó en esta idea en El hombre en busca de sentido. Los prisioneros de Auschwitz llamaban a estos prisioneros “musulmanes”. Personas que habían perdido toda esperanza y simplemente se arrodillaban en el suelo como los musulmanes cuando rezan esperando que los guardias los matasen a golpes si no tenían ganas de gastar una bala con ellos). Pese a sus palabras (Él creía que nunca más volvería a haber bondad en el mundo) todavía conserva un hilo de esperanza (mira a Pin y pide ayuda, algo que los “musulmanes” en su desesperación absoluta ya no podían hacer)
Pin se compadece de él. Compasión significa “padecer con”. Y es una idea central del budismo. La “arjuna” es el modo de superar el sufrimiento humano para los budistas.
Gordon recupera la esperanza. Y dedica su vida a los demás.
Luego, la compasión es el medio de superar el sufrimiento humano y un pequeño gesto de compasión tiene un valor infinito porque puede transformar la vida de muchas personas.
¿Qué pasaría si cambiamos los acontecimientos? Pues que la idea que se trasmite cambia radicalmente.
Gordon está moribundo.
Pin se compadece de él.
Se acerca a él y le da un arma cargada con una sola bala.
Gordon se suicida.
Luego, la compasión puede llevar a terminar con el sufrimiento ayudando a morir a quien lo padece. Una idea harto discutible. Esto era lo que preocupaba a Platón. La capacidad de persuadir de las obras artísticas mediante las emociones, sin someter las ideas trasmitidas a la razón.
Así que en un segundo sentido, el que tú quieres expresar, el arte debe provocar, pero no cualquier cosa sino emociones estéticas que a su vez tramiten ideas.