Iniciado por
Tomcat
Hola Jopo. Te he leído alguna vez que trabajas o tienes conocimiento profesional en temas de inmigración. Por mi parte, en mi experiencia personal con los chinos, lo que comentas no es exactamente así.
No sé cómo funcionan las mafias, pero he vivido en China, tengo relaciones de confianza con mucha gente allí y entiendo cómo piensan y actúan. No nos ven como inferiores, al contrario. Para ellos laowai es un término neutro para referirse a cualquiera no chino. Generalizando salvajemente, no les gustan los japoneses por razones históricas, pero les tienen respeto; con los musulmanes e indios sí son racistas, no respetan su cultura y directamente pasan de ellos si no se quieren adaptar; con los negros también lo son, pero la realidad es que en China hay poca delincuencia y son los negros los que trapichean con droga y generan broncas. Con el resto de laowais, tienden a tener un sentimiento de inferioridad, porque nos ven "mejores".
A nivel estratégico, no creo que su objetivo sea conquistarnos trayendo gente y creando redes mafiosas. Lo que hacen es evidente: nos compran la tecnología y el know-how a base de talonario y después la utilizan a gran escala porque nadie puede competir con su volumen. Para la inversión inmobiliaria, energética y en otros activos, lo hacen con un horizonte temporal largo, porque su forma de gobierno, a pesar de no ser democrática, es continuista y se lo permite. Además de que culturalmente tienen esa forma de hacer las cosas y lo hacen con relaciones de confianza en plan "hoy por ti, mañana por mí", de ahí que no quieran que los occidentales metamos las narices, porque no entendemos los negocios de la misma manera. De igual forma que una empresa extranjera no pone un manager chino, porque a los dos días tendría un montón de tejemanejes y apaños hechos que las hojas Excel no soportan.
Los chinos nos acabarán conquistando, aunque todavía tienen que afinar bastantes cosas y les vendrán crisis. Y lo van a hacer por su capacidad de adaptación, no por redes mafiosas. En Europa no somos capaces de seguirles el ritmo.