Sin duda. Pero, si el tiempo me lo permitiese (y ahora no me lo va a permitir, pues tengo un proyecto en ciernes), no me importaría dedicarme a la política y, desde luego, no lo haría con el ánimo de forrarme; para eso me hubiera quedado en el Despacho). Y, como te decía, tengo demasiados amigos metidos en política (parlamentarios, concejales...), que son gente que siempre tuvo inquietudes sociales y terminó en política sin ánimo de lucrarse.
¡A ver si en una de esas nos encontramos en un colegio electoral!