Iniciado por
Adam Smith
Las ingenierías sociales que tanto gustan a los "ungidos", en forma de alianzas lumbreras de civilizaciones, de integración, de relativismo cultural, de talleres (jetas viviendo del cuento con dinero público) de nombres tan cursis como patéticos...tienen, al tiempo, en la fría realidad, resultados inesperados para sus iluminados promotores.
No seré yo quien banque al Frente Nacional francés, detesto su naturaleza totalitaria, liberticida y la figura de su padre Jean-Marie, y tan vergonzosas me parecen sus soflamas racistas populistas como las progradas, aún más populistas, que están tan instaladas en el ideario colectivo de la masa. No obstante, ya empezarán el 99% de medios de este país a vender el miedo asustaviejas: "gana la ultraderecha francesa", ¡Vuelve el gobierno de Vichy! Mismos medios que hace unos meses, al ganar cierto partido en Grecia, hablaban de la victoria de la izquierda consciente del sufrimiento del pueblo griego...tie cojones.
En todo caso, y aunque muchos queramos para Francia a figuras como Sarko en la derecha, y al bueno de Manuel Vals en la izquierda, el gran auge del FN en Francia viene del voto obrero francés, que es el grupo social que verdaderamente, en sus barrios, ha de soportar la REALIDAD de la supuestamente maravillosa integración de culturas (voz cursimema pijiprogre). Mientras tanto el político o consiensiao de turno, la banda de los políticamente correctos, son muy solidarios, comprensivos y tolerantes desde su sofá, viendo Intocable en Blue-Ray.
La convivencia entre culturas es positiva y enriquecedora, pero no todas las culturas son iguales, y al igual que ciertas culturas tienen una visión más abierta y tolerante del mundo, otras son cerradas e incluso hostiles a la democracia, a la libertad, y al pensamiento y forma de vida ajeno a sus dogmas. No hacen el menor esfuerzo en adaptarse a la cultura del lugar al que llegan, sino que en su cerrazón, van mucho más allá y tratan de imponer la suya, en ocasiones atentando contra leyes y sabias costumbres del país receptor. Lo peor del caso es que se sirven como cómplices de la estulticia de tanto pusilánime mingafría occidental.