"HE LEÍDO TODOS MIS TEBEOS DE ARRIBA ABAJO...
Sciencie friction (XTC, 1978)
... Y estoy preparado para vuestro ataque". Así de orgulloso se muestra el protagonista de la canción, un jovenzuelo que se estremece al observar el cielo nocturno a través de la ventana, siente un lovecraftiano miedo abisal ante la idea de que los marcianos visiten su cama y se plantea preguntas de un existencialismo que abrumaría al mismísimo Sarte (¿acaso el francés sabe cómo dirán los marcianos "te quiero"?, pues eso). Se masca la tragedia... Pero no se espanten: todo ha sido por culpa de una ingesta excesiva de cerveza.
QUINCE AÑOS
Stranded (The Saints, 1977)
Y apenas mil pelas en el bolsillo. No era una gran fortuna, pero te apañabas: el Cairo y, con suerte, algún disco de segunda mano. Un buen día, tras mucho negociar con unos compañeros, nos dejamos caer por Kebra Disc, en uno de los aledaños de la calle Tallers, justo en el momento en que Punki Xavi, de Ràdio Pica, hacía su entrega mensual de cintas. Al verme preguntar por un directo de los Maiden, me dijo: "Té, xaval. Amb això treuràs les dents", mientras me pasaba una casete con una antología de grupos del 77. Y comenzaba con este trallazo...
¿BLUES? ¿QUÉ BLUES?
Moanin' (Charles Mingus, 1959)
El turco pidió un poco de blues. Ya sabes: los listos de Nueva York querían algo con raíces, muy auténtico, pero sin crudezas, caramba, que estamos en la Costa Este. ¿Y sabes qué? ¡Al carajo! El blues no son los típicos compases, el riff ese de las narices que todo memo toca y encima mal. Vale, tomaría un fraseo —¿cómo lo llamáis por aquí? ¿falseta, no?— y luego… a mi aire: variaciones y más variaciones. ¿Y sabes qué? No sé si es blues pero, chico, ese saxo, los platos, la trompeta... Todo eso te remueve algo muy profundo y te demuestra que la soledad duele incluso bajo los neones de Times Square.
Última edición por Jopo de Pojo; 11/04/2018 a las 11:34
Gran compositor!!!
NO HAY QUEJAS QUE VALGAN
Moanin' (Bobby Timmons, 1959)
Ocho compases. Ocho. Y Bobby los utilizaba a modo de transición entre pieza y pieza durante los conciertos, como quien da un sorbo o echa una calada. ¿Puedes creértelo? Para no perder el hilo o evitar que los dedos se relajasen demasiado. Pero ahí había algo. Algo, qué se yo..., funky, ¿no? Así que un día, durante un ensayo, un tanto distraído, le dije a Bobby: "tócalos, hombre; a ver qué sacamos". Y allá que me fui con la trompeta. Chico, cómo brincaba. Aquello no había quien lo sujetase. Hasta que, al final, al cabo de unos veinte minutos, lo entrevimos. Y el resto es historia.
ALLÁ ESTÁBAMOS, ECHADOS EN LA PRADERA...
From the plains to Mexico (The Residents, 1990)*
¿Sabéis? Hace tiempo me enamoré de una chica del pueblo. Tenía la piel muy blanca y unas mejillas tan suaves como su aliento. Un compañero también se había encaprichado y, bueno, nos peleamos. Aún me cuesta olvidar aquella noche. Saqué el cuchillo y... Me arrodillé para intentar contener la sangre de su costado. Tenía las manos teñidas de un rojo espeso... pesado... brillante... Y ahora, cuando duermo, viene a decirme al oído: “Sé que lo sientes, pero no te preocupes. Este lugar es mucho mejor”. Y supongo que tendrá razón, pero aquella mirada que moría conmigo me ha acompañado allá donde fuese, desde las llanuras hasta México.
*Puse este vídeo hará unos dos años. La canción me entusiasma, qué quieren que les diga.
SONRISAS A MEDIO GAS
The revolution will not be televised (Gil Scott-Heron, 1974)
¿No lo notas? Hay algo en el ambiente... Un cursi hablaría de la calma que precede a la tormenta y todo eso, pero más vale dejarse de épicas de andar por casa. Sobre todo en estos tiempos tan emputecidamente monjiles. No, no: de transiciones, tampoco. Olvídate de ese presunto vacío de poder ―y dale con las frasecitas grandilocuentes―: nunca lo hubo; ni siquiera cuando se pensó que aquel punto iba con un aparte. Y sacúdete esos recuerdos impostados: son una rémora mugrienta que nos intentan colar para hacernos cómplices de su fracaso vital. Pero centrémonos... ¿No lo notas? Ese silencio fraudulento, esos cuchicheos... Me da que se están preparando para el banquete. Y por mucha colonia que se echen, ninguno irá con las manos limpias.