Daniel Craig es un actor muy limitado, poco expresivo, sin demasiados registros y una dicción bastante mala para tratarse de un actor británico. Quizá su película más interesante sea Love is the devil, de la que salió bastante bien parado aun cuando tuvo que vérselas con Dereck Jacobi (el protagonista de Yo, Claudio).
Como bien se apuntaba más atrás, muchos actores actuales son un producto de una legión de asesores y relaciones públicas. Basta pensar, por ejemplo, en mediocridades tan supinas como George Clooney o Brad Pitt, a años luz de Leonardo DiCaprio, Jeremy Irons o John Malkovich ---por mencionar a algunos nombres contemporáneos--- o de Cary Grant o David Niven, si se elegancia y personalidad se trata.
Ah, y junto con Steve McQueen, no se me olviden de su archienemigo, el gran James Coburn.