Es innegable que Muñoz tiene talento si no no habría llegado donde está. Pero en este caso -si de verdad la crítica es unánime- no valdría lo de "el público no ha sabido entender mi arte". Cegados por el oropel a veces se olvida que David es un cocinero y si a los que pagan para comer no les gustan sus platos es él, el artista, el que debe tomar medidas.