Es innegable que el exceso de corrección política resulta irritante y que se ha llegado a extremos que rozan el ridículo. ¿Qué estupidez es esa de llamar "gente de color" a los negros, "daño colateral" a matar civiles en un bombardeo o "larga y penosa enfermedad" al cáncer?

Dicho esto, lo que no se entiende es por qué los defensores de lo políticamente INcorrecto creen que ser grosero es la solución para acabar con estas majaderías del lenguaje. Parece ser que ahora la grosería es sinónimo de autenticidad. Pienso en esos amigos, políticos y opinadores convencidos de ser auténticos porque dicen "las cosas claras", o mejor aún, dicen las cosas “como son”. Lo políticamente incorrecto se ha convertido en el último refugio de racistas, machistas y xenófobos.

"Tú no eres homosexual, eres maricón, y te llamo así porque soy un tipo genuino y muy políticamente incorrecto".
Pues mire no.