PDA

Ver la versión completa : Una Historia con Sprezzatura.



gondc2001
19/04/2014, 00:42
Bueno pues me apetece compartir con vosotros una idea que me pareció divertida en su día, y que con ayuda he podido/podré materializar, consiste en relatos basados en nuestros gustos, aficiones y estilo de vida, es puro entretenimiento, así de simple, por eso no tratéis de buscar fallos, porque los encontraréis ...:tongue:

Capitulo 1 Ignacio Azzarini, así soy yo

Amanece en Madrid, me despierto en la pequeña pero acogedora habitación de un céntrico hotel de esta ciudad. Aquí he pasado un par de noches, mientras termino con la mudanza del que ya puedo llamar, mi nuevo hogar. Cuando me trasladé a Madrid hace un año, creí que vivir en una zona de la periferia era una ventaja...una amplia casa con jardín, piscina, barbacoa y todo un sinfín de lujos, que rara vez podría disfrutar; trabajar duro se había convertido en una ocupación a tiempo completo, y no me arrepiento; las buenas noticias llegaban, y yo, como el buen sembrador al cuidado de su cosecha, me dispongo a recoger los frutos...

Aún tengo sueño, pero una extraña sensación no me deja dormir... voy tomando conciencia de que se presenta un nuevo día. Levanto ligeramente la cabeza, con apenas un ojo abierto y otro cerrado. Miro alrededor, tratando de familiarizarme con el ambiente… no hay rayos de sol entrando por los enormes ventanales que se sitúan frente a mí, apenas una tenue luz, ilumina suavemente el cuarto. El día está gris plomizo; los cristales, salpicados de las impregnantes gotitas de agua, anuncian una lluvia, ya inminente.

Instintivamente, mi brazo se extiende hasta el otro lado de la cama y acaricio con delicadeza el frío colchón. La silueta de mujer que solía acompañarme los últimos meses, era un recuerdo borroso, el aroma de su perfume, su dulce sabor y la larga melena que acostumbraba a ocupar parte de mi almohada, ya no estaban. La cantidad de horas de trabajo y el escaso tiempo libre, me impiden mantener relaciones que requieren un cierto compromiso. Una vez más, no pudo ser…

Me sobresalto al escuchar " The way it was " que ha comenzado a sonar entre las sábanas. Al instante recuerdo, que anoche decidí activar el despertador, para no llegar tarde a la cita que hoy me espera y que viene a ser, sin duda, el motivo de mi desvelo. Trato de localizar el móvil, debí quedarme dormido trasteando con él, desconecto la alarma, busco en mi playlist la canción y la reproduzco de nuevo. Subo el volumen a pesar de tener atontada la cabeza...No puedo evitar sonreir…“The Killers” el nombre del grupo musical me parece muy apropiado para describir la situación, en la que mi cabeza, me da su opinión sobre los gintonics ingeridos anoche.

Noto los músculos congestionados, no llego a sentir dolor, pero sí, cierta pesadez; curiosamente no tiene nada que ver con la salida nocturna de ayer, sino todo lo contrario ¡Esto de la “healthy life” me está matando! Desde que me propuse una vida sana y hacer deporte me duele todo el cuerpo ¡Malditas agujetas!
Me pongo en pie dominando el equilibrio, resulta demasiado fácil, nadie me lo impide…de nuevo, se me agolpan las imágenes... sus piernas rodeando mi cuerpo, sus caricias, sus engaños con la hora me hacían pasar más tiempo en la cama, aquellos juegos…pero eso ya pasó, me despido de sus recuerdos y camino descalzo por la alfombra de la habitación, hacia el enorme ventanal, miro a través de cristal y veo, desde la décima planta, Madrid a mis pies. La Gran Vía se despereza, luces de coches, gente corriendo bajo la lluvia, alguna sirena a lo lejos... Me froto los ojos y observo con detenimiento a mi alrededor, con la intención de ir recuperando poco a poco la memoria. La decoración se asemeja a cualquier habitación de hotel medianamente distinguido. No encuentro nada inusual, salvo que perfectamente colocada en una silla, descansa mi ropa de la noche anterior, me recuerda que salir con mis compañeros de trabajo a tomar unas copas, con la perfecta excusa de celebrar mi ascenso, es también, con toda probabilidad, acabar en un tugurio de la peor estofa. Y si Rocke, mi mejor amigo, nos acompaña, el resultado de cualquier salida puede ser una aventura.

Opté por un look de sport desenfadado...ayer lo tenía claro; en los pies deportivas retrorunning en un color verde musgo con el logo en azul marino , la comodidad que supone para mis pies este tipo de calzado, junto a la variedad de suelos desaseados que podría, en un día así, llegar a pisar, le ganaron la batalla esta vez al zapato clásico , al que adoro, junto a ellas y cómo pantalones, un clásico vaquero azul oscuro de 12oz, un gramaje muy equilibrado para la mayor parte del año, corte entre slim y regular al que considero favorecedor para mis delgadas piernas, en la parte de arriba utilicé una camisa en tejido dénim azul muy desgastado y con cuello abierto y corto que según Rocke es el que más me favorece debido a mi cara delgada, reconozco que he aprendido mucho de él, sobre la camisa utilicé una field jacket caqui que últimamente tanto utilizo , para rematar el conjunto en la muñeca el Seiko 5 military el reloj de las 3B y que tantas batallas me tiene acompañado.

Me dirijo al baño y me observo en el espejo. Mi rostro es armónico, mi frente guarda una perfecta proporción con mi nariz y mi boca, Los elementos que conforman mi cara, suavizan en gran medida, mis duras facciones. La barba me aporta madurez. Ya casi no me veo sin ella, pero sé que es algo temporal, no estoy sujeto a modas, y por si acaso el aburrimiento me persigue, mi imagen fluctúa. Mis ojos son de color miel. Mi mirada, es el fiel reflejo de lo que ocurre en mi interior… debilidad y fortaleza. Tengo el pelo revuelto, me da un aspecto juvenil, intento peinarme con los dedos la raya a un lado, buscando así, el peinado que normalmente llevo y que puede considerarse en mi familia casi una tradición. Las primeras canas empiezan a hacer acto de presencia, pero el color predominante sigue siendo el castaño.

Decido retocarme la barba porque no está a mi gusto. Esta tendencia a rozar el perfeccionismo cuando se trata de mi imagen comienza a ser una obsesión. ¿En quién me estaré convirtiendo? Me pregunto con el ceño fruncido y me hace gracia. De acuerdo, me digo entre risas, soy un narcisista, admito finalmente. Despliego sobre el impecable mármol del lavabo, los utensilios del afeitado que hace poco que dejaron de ser mis instrumentos de tortura, una sonrisa triunfal me permite ver mis dientes perfectos; mérito de mi padre, al que considero un gran dentista, lo de “en casa del herrero cuchillo de palo” no podría nunca referirse a mí. Vuelvo a sonreír, el afeitado clásico no se me iba a resistir; menos aún, después de aguantar las bromas de Rocke sobre ser atacado por gatos salvajes. Orgulloso de mí, disfruto del pequeño ritual. Acerco un poco más mi cara al espejo... aprieto la mandíbula y aprecio mis labios. Esa pose me aporta seriedad y atractivo… al menos así las mujeres me lo han hecho saber.

El agua purificante de la ducha me sana, cae ardiendo sobre mi espalda liberando tensiones, comienzo a relajarme y pierdo la noción del tiempo, trago saliva y repaso mentalmente el conjunto para la cita que tengo dentro de unas horas, en un día lluvioso como hoy quizás lo mejor será utilizar un estilo más deportivo pero dentro de la elegancia que me gusta, creo que optaré por un look “ivy style”.

Me visto tranquilamente, poniendo atención a cada prenda, a cada detalle, me decido por una chaqueta tipo husky, muy ligera, en azul marino y con bolsillos de parche , camisa de 1000 rayas, la clásica azul y blanca, ajusto el cuello cutaway con una corbata madder burdeos con pequeñas amebas en un gris ceniza y azul Ives klein, las corbatas madder habitualmente las utilizo para mis americanas de tweed pero hoy me apetecía probarlas con este tipo de chaqueta y el resultado ha sido muy satisfactorio, añado un cardigan de lana y cashmere en color crudo muy finito y de poco gramaje, no conviene que sea grueso para evitar sobredimensionar la parte de arriba , respecto de la de abajo, ya que cómo pantalón usaré un corte slim en 100% Worsted , lana de gran calidad, con vuelta de 4cm y con ceñidores, esta vez prescindo de tirantes, el worsted es una lana de aspecto afranelado pero un poco más fina y muy agradable , los uso muy habitualmente en días húmedos que es cuándo más se aprovecha las cualidades de la lana , en los pies opto por unos tassel loafers de ante en color tabaco oscuro y tratados previamente para la lluvia, entre estos y los pantalones dejo ver ligeramente el color burdeos de los calcetines de algodón acanalados y que acompaña el tono principal de la corbata , con el pañuelo busqué un color sólido pero al final me decanté por uno de lino camel con los bordes en celeste.
Sé que en un día soleado luciría mejor, pero como no tengo el poder de cambiar el tiempo, me conformo con la imagen que me devuelve el espejo…inhalo profundamente y reconozco mi perfume...me embriago de una nube fresca, repleta de notas cítricas, descubro de fondo un ligero dulzor a canela, con un suave y delicado toque a cardamomo, curiosos ingredientes culinarios, que a mi parecer le aportan a la fragancia ese aire masculino. Busco en el compartimento de la maleta y encuentro mi paraguas plegable de las urgencias…me bastará para llegar desde aquí, hasta la tienda de complementos y accesorios para caballeros, que hay a escasas manzanas, en la que compraré otro más apropiado.
Nervioso, o mas bien ansioso, bajo a pedir el desayuno. Estoy hambriento, siempre que practico deporte se me dispara el apetito y últimamente que he aumentado el cardio, devoro.

Parece que acaba de comenzar el nuevo turno de trabajo en la cafetería, la camarera, que está detrás de la barra, se mueve de un lado a otro, colocando los tintineantes platos y tazas del desayuno. Al oír mis pasos se gira y puedo ver como cambia la expresión de su cara. Se sorprende al verme, y al darse cuenta de que lo noto, se ruboriza. Su rostro es dulce; su piel, clara, aunque un ligero tono oscuro cubre parte de sus párpados inferiores, aun así, no borra la sonrisa y eso atenúa su aspecto cansado

-Buenos días.
Mi tono de voz suena algo más grave de lo habitual, la sombra de lo ocurrido anoche aparece de nuevo.
-Buenos días. Contesta tímidamente. ¿Va a desayunar?
-Sí, por favor. Me pone un café con leche templada y un par de tostadas.
Dejo de lado por un día, las tortitas de avena, un poco de " cheat meal" no me vienen mal para desestresarme.
-Siéntese en una mesa si lo desea, yo se lo llevo.
Asiento con la cabeza y doy media vuelta en busca de una mesa que esté algo apartada de la barra. Mientras camino, puedo sentir como me observa. No siento la mirada amenazante de un depredador, más bien, es la mirada oculta, de la atemorizada presa que sale airosa, tras una cacería. Llego hasta la mesa más alejada, junto a una ventana, desabrocho los botones de la chaqueta y tomo asiento. Aparto a un lado las recargadas cortinas que me impiden curiosear la calle... Amenazantes nubarrones se sitúan en las primeras posiciones, bajo un cielo tóxico, un cielo manchado de polvo, de contaminación, de suciedad...
La camarera ya está ocupada preparándome el café, no puedo evitar analizar la situación...el sencillo uniforme que viste, se ve mejorado, inevitablemente, a causa de la gracia que desprende en cada uno de sus movimientos ...el cabello recogido en un moño, maquillaje suave, labios naturales … Un aura de tristeza parece rodearle, confiriéndole una apariencia de vulnerabilidad. Junto al pecho, una chapita dorada que dice, Srta. Laura.
MSP suena por el hilo musical, "The Everlasting"...me transporto con las melancólicas notas musicales, evocan recuerdos de tiempos lejanos... mi ciudad, mis amigos, días de estudio y algunas noches de juerga, por unos segundos mi mente se debate entre la tranquila cotidianidad de aquella época y el agitado pero brillante futuro que, con toda probabilidad, me espera. Llega el turno al estribillo de la canción, ella canturrea un poco en inglés... " In the beginning..." parece que le gusta...

Miro de nuevo por la ventana, la despiadada lluvia comienza a caer con fuerza, sacando de la indiferencia a los transeúntes, el paisaje urbano comienza a desdibujarse, difuminando por completo el panorama.

-¡Vaya tiempo! Me sorprende la voz de Laura detrás de mí.
Al girarme, veo a la camarera con la bandeja del desayuno entre sus manos...
-Bueno...para dar un paseo en barca no, desde luego...pero sí, es el tiempo perfecto para ir al cine a ver una buena película. Sugiero.
-Pues sí, es buen plan- Dice pensativa. -Pero para el que no esté trabajando, claro.
Contesta con una sonrisa irónica que parece decirme. ¿Es que no ves lo que estoy haciendo, graciosillo?
-Claro, claro. Contesto, sintiendo en mi interior la punzada del rechazo.
- Me desea buen provecho y se aleja decidida a continuar trabajando.

Me tomo el desayuno, mientras, ella atiende a los clientes que van llegando, algunos incluso, apresurados desde la calle, parecen clientes habituales, tipos uniformados con trajes de gran almacén, sin “allure” probablemente trabajarán en las oficinas próximos al hotel. A Laura se le escapan miradas de reojo desde la barra, parece estar realmente ocupada, pero antes de que termine el último sorbo de mi café, se acerca a preguntarme si necesito algo más.

- No, gracias. Bueno sí... por favor, anote mi número de habitación.
Este nuevo tono de voz, tan seductor, parece que quiere adueñarse de mi garganta, algo que provoca un evidente rubor en las mejillas de Laura, que nerviosa saca una libretita y anota.
-1022, por favor, cárgueme ahí el desayuno. Gracias y que tenga un buen día.
- Gracias, caballero.

Salgo del hotel con algo de prisa, miro el reloj y pongo en orden mis prioridades, en primer lugar, admirar la belleza de mi pequeña joya de acero noble, un Omega Seamaster Aquaterra 150M, automático, calibre 8605, esfera azul y 43 mm de diámetro de caja, regalo de mis padres por mi graduación, después, me informo de la hora. Siempre puntual, me marcho del hotel, dispuesto a hacerme con el complemento para la lluvia que me falta y tan imprescindible es, en un día como hoy.

Salgo de la pequeña tienda de complementos con el objetivo cumplido, no soy un entendido en paraguas y me he dejado aconsejar.
-Éste es ideal- Repetía la dependienta constantemente. Todavía suena el eco de sus palabras en mi cabeza.
-¿Ideal?- Me digo extrañado...mis pensamientos comienzan a divagar sobre ese adjetivo. - Ideal... ¿para el hombre ideal, quizás? ideal, como... ¿afeminado? ¿ideal para no mojarme?...

La próxima vez preguntaré a Rocke, seguramente el me oriente mejor.

Diminutos golpecitos repiquetean por encima de mi cabeza, la lluvia afloja y aprovechando la coyuntura aligero el paso, intentando que mis zapatos no sean tocados por los charcos, algo que convierte mi forma de caminar en un raro baile de saltitos y zancadas.
Todavía me pierdo por determinadas zonas de Madrid, señal de que el poco tiempo que llevo aquí y mi falta de orientación espacial, se han hecho buenos amigos…pero llego a mi destino impecable.

-El nº 7… el nº 9… me digo a mí mismo y sigo buscando… No sé por qué, me cuesta tanto preguntar a cualquier persona, que me cruzo por la calle. Los ciudadanos que a mi paso voy encontrando, no parecen tener el perfil, que les delataría ser capaces de indicarme el sitio que estoy buscando, resoplo, saco el papelito con las señas y miro a un lado y a otro…
-Es aquí... Alzo la vista y justo frente a mí, al otro lado de la calle, el letrero en el que fijo la mirada me responde burlón:

Sastrería Castro & Barber

Capítulo 2 (http://www.rincondecaballeros.com/threads/780-Una-Historia-con-Sprezzatura?p=31018#post31018)

styleconsultant
19/04/2014, 08:39
Me gusta mucho Roberto. Tanto que los párrafos tan descriptivos sobre la ropa me distraen de la historia y eso llega a molestarme (como lector y entre comillas, claro). Deseando leer el siguiente capítulo!!!


www.style-consultant.info

masca
19/04/2014, 10:12
Esta chulo Roberto , eso si el prota ya me cae mal por llevar tassels... Podrías haber elegido otro zapato para el primer día :-) , me imagino una especie de chulillo con toques de Joe por lo de las tortitas de avena jajajaja

Berafa
19/04/2014, 10:49
Que bueno Roberto , ves como eres un fenómeno.

Un abrazo.
Rafa

Molina
19/04/2014, 12:38
Muy bueno!! Habrá mas partes no? A ver que hace la Srta Laura :tongue:

Luigi
19/04/2014, 12:46
Muy interesante!!! Me gusta mucho ese nivel de detalles. Un saludo

slippers
19/04/2014, 17:41
Enhorabuena Roberto!!

Escribes de cine, hay algo que no hagas bien??jajaj

Como mola la descripcion de la ropa, me quede con ganas de saber que paso en la noche de juerga jajaja

Saludos

Trapo
19/04/2014, 18:44
Me gusta, Roberto. Esperando la siguiente entrega

Thor
19/04/2014, 19:04
Muy bueno Roberto.
Salu2

Enviado desde mi GT-I9505 mediante Tapatalk

Edward
19/04/2014, 19:36
Muy bueno Roberto, enhorabuena. Estaré atento a la segunda entrega, que engancha la historia.

Un saludo

Enviado desde mi GT-S7560 mediante Tapatalk

David
20/04/2014, 00:33
No está mal Roberto, esto a que hora lo haces con tol trabajo que tienes?

Ari
20/04/2014, 00:37
Eso digo yo Roberto, "de ande saca er tiempo?" Me ha gustado crack!

Pablo
20/04/2014, 17:15
¡Bien Roberto! Ahora también te nos haces escritor. La verdad es que coincido con Consultant, ese tipo de descripciones de la ropa no me gustan, me distraen de la historia. Entiendo que al hablar de modelos y firmas muchos del foro reconocerán las prendas y accesorios y se harán una imagen mental, pero a mí me gustan las descripciones más "literarias" explicando como son las prendas, las texturas y los colores, la caída del pantalón... Estoy deseando ver como continúa la historia.

Un saludo.

gondc2001
20/04/2014, 17:52
Gracias por los comentarios, tendré en cuentas todas las opiniones , esto me anima a poner más capitulos que ya están escritos en borrador, esto fué una idea que tenía desde hace mucho tiempo, pero la falta del mismo me impedía llevarla a cabo de manera que con ayuda de alguien muy cercano a mí me animó para hacerlo realidad.

Muchas gracias de nuevo y continuaremos....

Un saludo

Roberto

slippers
20/04/2014, 19:53
Va Roberto!el 2o capitulo!!!

Santos
21/04/2014, 09:53
Siempre que leo un relato con descripciones tan precisas de ropa me acuerdo de American Physco y lo obsesivo era el personaje, espero que el tuyo no este cortado por el mismo patron.

Espero ansioso el segundo capitulo.....

pasein
21/04/2014, 10:07
Muy bueno Roberto :thumbsup:
Esperando el segundo capitulo.

AMG
21/04/2014, 13:56
Qué bueno Roberto!! Me ha gustado mucho. Me he llevado una grata sorpresa...no dejes de escribir.

Esperando el siguiente capítulo.

Saludos,
AMG.-

Petertron
21/04/2014, 16:37
Me ha gustado Roberto,

Combina los extremos igual que un buen conjunto, sofisticado y natural, confiado e inseguro, muy real todo.

Esperando más.

Un abrazo.

Cimalo
21/04/2014, 16:57
Siempre que leo un relato con descripciones tan precisas de ropa me acuerdo de American Physco y lo obsesivo era el personaje, espero que el tuyo no este cortado por el mismo patron.

Espero ansioso el segundo capitulo.....

Jajaja Iba a decir lo mismo.

Me ha gustado el relato. Enhorabuena. :thumbsup:

Clint Munny
21/04/2014, 17:22
Muy bueno, crack. Muy descriptivo y, a la vez, directo; consigues enganchar al lector. Ya estas tardando en poner la continuación :stick:

Felipe
23/04/2014, 11:58
Roberto, la lei el mismo día que la publicaste, pero no he tenido tiempo para contestar antes. Me gusta mucho como escribes, cómo dicen todos el nivel de detalle es muy bueno y siempre agrada verse reflejado en el protagonista (tiene el mismo vicio insano por lo que veo :sisi1: ).

Espero la continuación.

Un saludo
Felipe

gondc2001
04/05/2014, 17:56
Capítulo 2: El pasadizo del alfayate

Trato de abrir la puerta de la sastrería, bajo con la mano el picaporte empujando con fuerza, pero no se abre, repito la operación y noto la resistencia que produce una puerta cerrada con llave, busco algo que me indique, puede que haya otra puerta de entrada... Camino a lo largo de la fachada y observo el edificio, cinco plantas idénticas, balcones acristalados que permiten ver el interior; macetas llenas de flores y todo tipo de plantas que parecen asomarse desde las alturas para saludar a los mirones. De nuevo en la puerta, busco con atención y sin ir muy lejos, a la altura de mis narices, descubro el cartelito de:
Por favor, llamen al timbre.
El tiempo de espera que se produce tras el sonido de un timbre, siempre me ha parecido como tres veces más del tiempo real, por eso, sacudo el paraguas que todavía gotea, me ajusto la corbata y miro el reloj, pufff y aún me parecen diez segundos eternos... al momento, oigo el sonido de las llaves girando sobre sí mismas y la puerta, al fin, se abre…
Un hombre joven vestido de manera informal me hace pasar. Debe ser un trabajador...
-¡Buenos días! Me saluda amistosamente.
-¡Buenos días! Tengo cita con el señor Castro.
-Sí, adelante, pase dentro, siga recto por este pasillo y llegará a la sala de medidas, seguro que el señor Castro le estará esperando.
Aunque el joven es amable noto un cierto aire de indiferencia, parece estar bastante acostumbrado a ver caballeros bien vestidos.
-Gracias.
-De nada-. Contesta con una sonrisa. -Por cierto, ahí tiene un paragüero.
Me indica con la mirada para que me de la vuelta. Debe haberse percatado que tengo el paraguas sujeto con las manos en un intento de que éste se cierre completamente.
- ¡Oh, gracias! Contesto y coloco el paraguas en su sitio.
El joven sale a la calle llevando unos paquetes y cierra de nuevo la puerta con llave.
Aquí estoy, solo, si hay alguien en la sala de medidas al fondo del pasillo, no advierte mi presencia, esta situación tan extraña ha despertado al curioso que hay en mí.
El recibidor en el que me encuentro es muy amplio. Bajo la estampada alfombra, el suelo de madera recién pulido, no oculta los años de este misterioso lugar. Un pequeño sillón de cuero envejecido situado bajo la ventana, decora un rincón; en el otro, expuesto como si de una obra de arte se tratase, se alza un maniquí de caballero, vestido con un traje cruzado diplomático que hipnotizaría a cualquiera. Es un traje sencillo y clásico, pero el corte y los acabados me parecen sobresalientes. El color rojo caoba de los botones junto con el azul marino del propio traje forman el tándem perfecto, tan sólo imaginármelo con mis oxford en cordován hace que la impaciencia y el deseo por tenerlo de inmediato, me produzca cierta ansiedad. El aspecto del tejido me invita a tocarlo, me atrae, acerco mi mano y caigo en la tentación, se produce el contacto de mis dedos con él y me gusta…mucho. El tacto me produce una cálida sensación de suavidad, de acogedora suavidad, algo que ninguna de las telas de mis trajes, me ha transmitido jamás.
Al darme la vuelta observo que las paredes están empapeladas de un papel rugoso color burdeos, que oscurece el recibidor, tal vez por eso una lámpara de pie con una tímida luz, permanece encendida. Miro en derredor y mi vista topa con un cuadro que llama mi atención, es el dibujo de un extraño escudo, en él, se ve que, de un frondoso y gigantesco árbol, se prolongan lo que me parecen dos gruesas ramas que, entrelazadas, van adquiriendo aspecto de serpientes para rodear así los apellidos Castro & Barber, finalmente las dos cabezas de estos animales terminan separándose en direcciones contrarias, al igual que sus lenguas bífidas; en una esquina del dibujo puedo apreciar una diminuta cifra de 4 dígitos, me acerco para observar, "1933" Debe ser el año de inicio de la sastrería, imagino. ¡Vaya! desde el 33… Un número muy masónico se me antoja.
Antes de que vuelva el joven que acaba de marcharse y me vea petrificado en el mismo sitio decido moverme. Camino despacio hacia dentro, la mullida alfombra que se extiende a lo largo del pasillo amortigua el sonido de mis pasos al caminar, llego sigiloso al punto equidistante, y me paro a observar una vez más, no podría decirse que es un pasillo común; las estanterías dispuestas a los lados están repletas de piezas de tela, colocadas con empeño, los colores y tonos de exquisitos tejidos, se alinean perfectamente, como si de un paisaje otoñal se tratase, cajas apiladas en las que puede leerse palabras: hombreras, plastrones, hilos... “el pasadizo del alfayate” y así lo bautizo. A medida que voy adentrándome por el ancho pasillo puedo percibir con mayor claridad unas carcajadas de al menos dos hombres, palabras sueltas, quizás enviadas por una pequeña corriente de aire, llegan hasta mis oídos, sigo avanzando y escucho con claridad:
-¡Ay, D. Luis, siempre está usted de un excelente humor!
- ¡Querido amigo, es que hasta el buen humor forma parte de la elegancia! Se ríen al unísono de nuevo. Estoy tan próximo a estos caballeros que mi mano se prepara para tocar con los nudillos la puerta entreabierta cuando, de repente, cortando el tono jocoso de la conversación escucho:
-Castro, siempre has sabido guardar los secretos de los nuestros, necesito contarte algo…
- Perdone D. Luis, hablaremos más tarde, espero visita.
Trato de parar, de frenar mis pasos e incluso darme la vuelta, pero mi cerebro ya programado para tocar la puerta y la inercia de mis pies me lo impiden… Toc, toc, toc, ya no hay marcha atrás, se produce el silencio en el interior de la sala mientras asomo la cabeza a través del espacio que le falta a la puerta por cerrarse, los dos caballeros ya están posicionados, dirigidos hacia mí y en ese momento me convierto por casualidad, en el intruso que interrumpe su misteriosa conversación….

Continuará...