Calzado

Chukka: Una historia por descubrir

Orígenes

Vamos a referirnos a las chukka por su nombre original específico, sin traducción posible a nuestro idioma. Al menos, para variar, no se trata del clásico anglicismo al uso sino de una palabra derivada del hindi: la lengua que se habla en la India. Porque ahí es donde comienza nuestra historia; durante la época colonial británica. Cuando los caballeros todavía hacían honor a la etimología de su nombre y el polo, lejos aún de ser icono fatuo de una pretendida distinción, no era otra cosa que un deporte relacionado con la nobleza y el oficio de las armas. No en ese orden.

Historia

Lo primero que hay que apuntar es que se conoce bastante menos acerca del origen de las chukka de lo que inicialmente cabría suponer. Cuando se comienza a profundizar en su historia, no tardan en caer por tierra los mitos, tópicos y falsas creencias que las rodean. Cosa distinta es sustituirlos por algo que podamos presentar, más allá de toda duda razonable, como la verdadera historia detrás de este tipo de bota.

Tal como se ha apuntado, nuestra protagonista toma su nombre del juego del Polo. Concretamente del término que sirve para denominar a cada uno de sus ocho tiempos, de 7 minutos de duración, llamados chukkers. Efectivamente, los contendientes eran vistos calzándola con frecuencia. De ahí a dar por sentado que se utilizaba sobre las monturas sólo hay un paso cuya simplicidad resulta enormemente tentadora. Pero no. No parece que ese fuera el calzado más idóneo para acometer una tarea técnicamente tan exigente. Más bien, precisamente a consecuencia de su comodidad y agraciada estética, se cree que era práctica habitual usarlas al bajarse del caballo mientras se llevaban a cabo los numerosos actos sociales que acompañaban a una actividad lúdica que tanto interés concitaba entre las clases pudientes de la época.

Fue el mismo Duque de Windsor quien, si no puso de moda, al menos atrajo la atención hacia ellas. Sucedió en Estados Unidos, su destino a la vuelta de un viaje a la India donde se sabe que era asiduo participante en los partidos de polo. Al parecer se llevó varios pares consigo. Corría el año 1924 y no tardó en ser adoptada por no pocos caballeros que, imitación aparte, apreciaban en dicho artículo una suerte de elegante frescura.

Características

Hay varias condiciones que ha de cumplir una chukka para ser considerada como tal, cualesquiera que sean el tipo o grado de formalidad. Las más relevantes son la altura de la caña, nunca por encima del tobillo, y el número de ojales: dos habitualmente; tres a lo sumo. La puntera debe ser redondeada en mayor o menor medida, por otra parte.

Cabe decir también que la construcción ha de ser en dos mitades, cada una obtenida a partir de una única pieza de piel. La trasera montada y cosida sobre la delantera.

Tipos

Son las diferentes variantes reconocidas las que configuran el catálogo de subtipos existente: ante o calf; con o sin forro; suela de cuero o goma; costuras más o menos visibles; cordones redondos o planos, finos o gruesos…

Pero hay un tipo de chukka que destaca con entidad propia sobre el resto, hasta el punto de generar cierta confusión acerca de su adscripción; llegando incluso a la inversión de roles con respecto al género principal. Estoy hablando de la llamada desert boot. Antes de nada, dejemos claro que éste es un tipo de chukka y no a la inversa. Dicho de otra manera: todas las desert boot son chukka, pero no todas las chukka son desert boot.

Así pues, ¿qué es una desert boot? Bien. Se trata de un tipo de bota que, curiosamente, comparte con las primeras chukka el mismo origen incierto y las consiguientes leyendas. Y, como con aquellas, hay hechos verdaderos que se tornan pistas falsas cuando uno se aventura a suponer demasiado o con demasiada facilidad. Están quienes creen que se trata de una creación de la casa Clarks, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, imitada posteriormente por otras marcas. Otros, no por más avezados menos errados, dan por hecho que, dado que ese tipo de bota ya venía siendo utilizado por soldados británicos en las campañas del norte de Africa durante la citada contienda, se trataba de calzado militar de dotación y, a la postre, fuente de inspiración para los modelos comerciales subsiguientes. Tampoco. Al parecer, esa variante tan peculiar de las chukka comenzó siendo adquirida por algunos oficiales británicos en un zoco de El Cairo para los días de asueto pero, dadas sus cualidades de comodidad y resistencia, especialmente ante la abrasión de la arena sobre las suelas, muy agresiva sobre las tradicionales de cuero, acabó irremediablemente siendo usada durante el servicio. También por la tropa que, una vez más, sucumbía al poder propagador de la imitación.

Basándose en ese diseño, con el que se llegó a topar durante el tiempo que sirvió en el frente, un miembro de la saga familiar de los Clark presentó en 1949 un modelo de bota chukka con suela de crepé, una de las variantes en que se puede industrializar el caucho, de construcción básica y algo tosca aunque resistentes y de cierta calidad, al que se bautizó como Desert Boot. Tardó en arraigar pero, con el transcurrir del tiempo, terminó gozando del favor popular para multitud de looks informales y desenfadados.

¿Recuerdan el misterio acerca del origen desconocido de las primeras chukka? Tal vez éste sea un caso paradigmático que contribuya a esclarecer el enigma. A veces olvidamos que hubo un tiempo en que las cosas simplemente se hacían. Sin anuncios, sin registros y sin publicidad. Sin patentes ni reconocimiento más allá de unas pocas monedas que cambiaban de manos en anónima transacción.

Carmina ante - Alden en cordovan - Clarks Desert Boot: Anuncio de la época

Usos y combinaciones

La chukka es una bota perfectamente apta para ser usada con atuendo formal; con las lógicas limitaciones de los eventos que demanden etiqueta específica y los usos y costumbres de ciertos entornos profesionales. Cuanto más delgada la suela, de cuero, más formal se considera. Los cordones también han de ser finos, redondos, si se pretende marcar una diferencia con otros modelos más informales. Costuras y uniones lo más discretas posible. Respetando esos límites, su uso con traje está más que aceptado.

Por lo demás, muy especialmente cuando hablamos de las desert, vaqueros o chinos son el acompañamiento natural.

Mitomanía

No debe ser casualidad que un icono de la imagen masculina como Steve McQueen fuera un incondicional de la bota chukka. No cualquier modelo, es cierto, pero las escogidas debían gustarle hasta tal punto que las usaba tanto en su vida privada como en alguna de las películas que rodó. Una vez más, un aura de misterio rodeaba al asunto ya que no se sabía a ciencia cierta quién era el suministrador. Unos años más tarde se desveló que la marca británica Sanders&Sanders comercializaba ese modelo bajo la denominación Playboy Lo.

Steve McQueen y sus inseparables botas

Más recientemente, la franquicia 007 ha traído este tipo de bota al primer plano al calzar al conocido agente James Bond con unas chukka de estilo muy actual. Robustas pero refinadas, con una horma muy equilibrada, forro interior y suela Dainite, se puede decir que las Ryder III de Church’s son la elección perfecta para el personaje.

Las chukka captadas en su esencia para la película: elegantes y versátiles

Evolución

Si bien es cierto que las innovaciones plasmadas en ciertos diseños las alejan del canon original en cuanto a denominación, hay que admitir que ciertas creaciones basadas en este tipo de bota tienen un atractivo indudable; purismos aparte. Como en tantas otras cosas, la fusión y el mestizaje son objeto de controversia, rechazo incluso, pero también suponen avance y génesis. Especialmente bajo la batuta adecuada. Finalmente son los artesanos quienes retoman el timón y así se cierra el círculo. Sólo que hoy en día el misterio es más sencillo de revelar. En ello estamos.

Cap toe de Edward Green - Saint Crispins con la puntera perforada - Híbrido chelsea-chukka de Norman Vilalta