Es innegable: la piel ha vuelto. En la Semana de la Moda de Nueva York el mes pasado, este material extravagante y costoso era tan abundante que podría haber sido lana cotidiana. No solo visto en abrigos, chaquetas y estolas, los diseñadores moldearon pieles en faldas, mitones de gran tamaño, vestidos, blusas e incluso sudaderas con capucha. La mayoría de los mejores diseñadores, incluidos Ralph Lauren, Calvin Klein y Marc Jacobs, mostraron pieles reales de alguna forma en la pasarela.
Para los amantes de la moda que aman tanto a los animales como a los que usan pieles, volverse vintage parece una solución simple, por lo que debes apurarte a notar las ventajas de reconvertir tu viejo abrigo de visón. Las pieles viejas no contribuyen directamente a las ganancias de las granjas modernas de pieles, y son menos tóxicas para el medio ambiente que las pieles falsas (mostradas por Anna Sui y Christian Siriano en la pista), que están hechas de petróleo. Los abrigos de piel y las estolas de los años 50 y 60 evocan el glamour lujoso y decadente de Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor, pero las pieles vintage cuestan una fracción del costo de sus contrapartes contemporáneas.
"Algunos abrigos que tengo son de los años 20, por lo que el animal se fue hace mucho tiempo".
Pero según Griffin, el pelaje vintage es en realidad el culpable del renovado apetito por las modas de piel. En la década de 1980, grupos como IDA, People for the Ethical Treatment of Animals y Animal Liberation Front comenzaron a llamar la atención sobre la brutal realidad de la cría de pieles. A fines de la década de 1990, sus campañas a veces controvertidas, con celebridades como Pamela Anderson y Alicia Silverstone, lograron crear desagrado público por las pieles, de modo que ya no aparecían en las pasarelas de moda.
Luego, en 1998, HBO presentó su icónico programa para chicas solteras, "Sex and the City", en el que destacaba a una columnista sexual obsesionada con la moda, Carrie Bradshaw, paseando por la ciudad de Nueva York con un abrigo de piel vintage. Griffin dice que la editora en jefe de Vogue, Anna Wintour, le da crédito a Carrie Bradshaw por traer el pelaje, antiguo y nuevo, a la moda.