Fechas atípicas así que no me espero al fin de semana para comentar las pelis que suelo ver durante la semana. Hoy a tocado la precuela de una serie de las de recordar.
The many saints of Newark (Santos criminales).
Empeñarse en hacer precuelas de una serie o película que obtuvo un éxito incontestable por su calidad en todos los aspectos no suele ser buena idea.
La película, y hasta la forma de contar la historia, funciona porque no podía ser de otra manera: buenos actores, un guión ambientado en una época convulsa e interesante de EE.UU., una banda sonora estupenda y algunos personajes que conocimos de adultos paseando su juventud como nexo de unión con la serie; pero si en vez de girar alrededor del personaje de
Tony Soprano hubiera girado al de cualquier otro mafioso de ficción, hubiera valido igualmente. O sea, que es una película recomendable si nos la tomamos como algo independiente, otra más de
famiglia, de italoamericanos y malas compañías, de estar rodeado de ellas e iniciarse en el mundo de la delincuencia. Si os sentáis a verla con nostalgia no vais a encontrar consuelo. Por desgracia,
Gandolfini murió y con él toda posibilidad de seguir estirando del ovillo. Aunque, la verdad, ¿quién quería seguir haciéndolo?