He visto el vídeo y, no sé, tengo una sensación extraña. Sobre todo por el mundo que entreveo al tirar un poco del hilo dentro de esa temática. Lo cierto es que por edad, y porque llevo mucho tiempo fuera del mercado, era totalmente inconsciente del jaleo que se están montando los jóvenes de hoy en día. Casi diría que lo de menos es pagar por ver fotos de tías en bolas en la soledad de tu cuarto, que de una u otra manera es un clásico desde que el hombre aprendió a dibujar. Incels, betas… Madre mía. No me extraña que algunos chavales no se atrevan a salir de casa, no sea que les caiga encima algún epíteto más.

También me sorprende que se aluda a la pérdida de la intimidad como si las imágenes que se comparten sean íntimas por el simple hecho de pretender que lo son. De fingirlo. De posar para impostar una intimidad que puede parecerse mucho o nada a la intimidad real. La que sucede cuando la cámara no está registrando nada. La intimidad que todo el mundo tiene, le guste o no. La del onlyfan preparándose un bocata de jamón (no todo van a ser pajillas y Warcraft) y la de la instagramer untándole una tostada de Nocillla al niño.

En cuanto a las fotos individuales sin contexto social, el medio donde se publican es ese contexto. Por eso se llaman redes sociales. Porque, salvo en el caso de los bots, se hacen por y para personas. ¿Se interactúa menos? ¿O se interactúa más…?

Espero que no me haya quedado muy áspero. Son sólo reflexiones en voz alta. Un poco sin filtro, si se quiere.