La idea sería poner portadas de discos con fotografías sugerentes. Sugerentes en el sentido de que estimulen nuestra mente tanto como lo pueda hacer la propia música. Mucho menos obvio que un videoclip y, por consiguiente, tanto más difícil de materializar con éxito. Fotografías fijas que cuentan una historia. Una imagen que contemplamos (y completamos) absortos, mientras escuchamos un tema.
Empecemos con una dosis de metafotografía...