Y aquí más o menos las propuestas que has hecho, aunque tal vez la chaqueta es muy oscura. Primero con pantalones crudo:
Aquí con pantalones gris piedra:
En mi caso, no combino motivos. Combino siempre prendas lisas con la estampada.
Don Roberto me hizo una chaqueta de maquinista (Atalanta, creo que se llama el modelo) en seersucker de lana y siempre la llevo con camisa blanca y cuello desabrochado. Es la combinación más socorrida.
Muchas gracias, don Jopo. Me encantan sus consejos. Yo trato de hacer caso a todo el que tenga buen gusto y estilo. Dentro de mis posibilidades, que son bastante limitadas.
De nada, don Ruspel. Pero no me haga caso. No soy el más apropiado en cuestiones de estilo: voy en vaqueros, camiseta y bambas todo el día. Cosas de tener el despacho en casa.
(Por cierto: muy bonito el detalle del pañuelo con la seersucker. No me había dado cuenta. Y viendo que los pantalones que ha puesto con la chaqueta azul son de algodón y se le arrugarán un pelín, le aconsejo que se desmadre un poco. Esa combinación está muy bien para darse un aire desenfadado. No le tema a la arruga. Sobre todo si es noble, fruto de la actividad. Las del armario son otra cosa.)
No sea modesto, don Jopo; hasta con vaqueros, camiseta y bambas se puede tener estilo.
La corbata de flores me gusta mucho pero, en mi opinión, no solo es cuestión de buscarle un buen conjunto si no también del entorno y evento adecuado. No la usaría en entornos laborales pero en cambio si para ir a la feria. En ese contexto incluso la usaría con un traje azul y camisa celeste o blanca y pañuelo blanco.
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Tienes toda la razón, Ari. En un entorno laboral estaría de más.
¡Ay la feria de Sevilla! Tuve mi primer destino durante dos años allí, en Dos Hermanas. Vivía en Viapol y estuve un año en la feria, disfrutándola de verdad gracias a varios amigos autóctonos. Por desgracia, obtuve nuevo destino justo en abril del segundo año y, en esa ocasión, me perdí la feria. Recuerdo esos años como algunos de los más felices de mi vida. Salvo por esos veranos insoportables. Estuve a punto de quedarme a vivir allí junto a la que poco más tarde se convertiría en mi mujer, pero la lejanía de la familia pudo más.