Supongo que la Iglesia está buscando su nicho. Va disminuyendo el número de creyentes y, los que hay, se los tiene que repartir con otras organizaciones. El anterior Papa trató de frenar el auge del Opus Dei, sobre todo su influencia en los círculos de poder de la Iglesia Católica, mientras yo, por ejemplo, veo a mi alrededor cada vez más evangelistas (básicamente inmigrantes procedentes de hispanoamérica).
Antes era todo más fácil.