Somos puretas.
Yo estuve cuatro años en Fuente de Cantos. De las mejores cosas que me pasaron en mi vida. Sigo conservando mis amigos.
A ver si nos reunimos y os explico cómo encerrábamos al personal en los baños y les metíamos rollos de papel desenrollados, por debajo de la puerta y les prendíamos fuego.
Jajajajajaja
Yo eso no me lo quiero perder!!!
De hecho, Guancho le ha metido fuego a varios bares de Sevilla. Cuando quedábamos siempre llevaba calzado cómodo, por si tenía que salir corriendo
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Como diría un amigo.....seguro que se lo merecían.
Hombre previsor vale por dos.
O a los Heavy Metal los disuadíamos de que le dieran la música al cura para despertarnos por la mañana, restregándoles unas ortigas por el escroto. No es broma.
Levantarte con Simpe Minds o Dire Straits no era los mismo que con el ruido infernal aquél. Y si después de amables peticiones, el sujeto insistía, había que dejarle claras las cosas.
Las guerras de almohadas eran apoteósicas. Yo metía zapatos en la bolsa de la ropa sucia y usaba el bote de desodorante como lanzallamas, aplicando un mechero.
"No ocultes tus cicatrices. Ellas te hacen ser quien eres." (Frank Sinatra)
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Pesaba sesenta y pocos kilos, no tenía media hostia y era imposible que pasara desapercibido. Ni por carácter ni por tipo. En esos casos y en medios adversos o comes o eres el tonto del colegio. La vida.
Eso sí, ahora peso 75 con menos de un 10% de grasa corporal durante todo el año... pero ya no restriego ortigas. Ahora los psicólogos dicen que es acoso o no sé qué. En aquella época estaban en paro casi todos. Claro que, en esos sitios, estábamos lo más granado del mercado escolar y las reglas eran diferentes.
Dejemos el tema que nos van a llamar la atención.
Última edición por Guancho; 27/02/2015 a las 13:11