Mi caso es muy similar al de don Begiorlegi, con el añadido de que, en ciertas etapas de mi carrera profesional, he estado muy vinculado profesionalmente a ese mundillo, siempre en la órbita del tebeo francobelga y la línea clara. Y algo también de la chunga. Los superhéroes, prácticamente ni los olí: pasé de Ibáñez a Corben con doce años. Conservo varias colecciones completas de revistas (Cairo, Cimoc, 1984, À Suivre, las dos Metal Hurlant, etc.). Me gusta echarles un vistazo por Navidad, pero decididamente ya estoy en otras cosas. Esto de hacerse adulto es una lata.