De verdad que me hace gracia (bueno, me la haría si el tema no fuera tan dramático) que a Sánchez se le acuse poco menos que de asesinato, cosa absurda y pueril, y luego se aplauda con las orejas una mierda de medidas que dan la medida del verdadero desastre de Administración al que nos ha abocado. Genial, oye...