Cambiemos Portugal por Marruecos, y pongamos que, como ocurre en algunas zonas, los alimentos regados en Marruecos son regados con aguas fecales. Esos alimentos, producidos de manera más barata, entran en el mercado español, y por ser más baratos son comprados por la población. Como el tratado ha sido diseñado inteligentemente por los marroquíes, pues hemos aceptado un pack con todas sus condiciones, después no podemos regular la entrada de esos alimentos. Hemos pasado de comer nabos, que ya era malo, a comer mierda, que es aún peor.
Un saludo.