Página 1 de 2 12 ÚltimoÚltimo
Resultados 1 al 10 de 13

Tema: El traje

  1. #1
    Habitual
    Fecha de ingreso
    05 feb, 14
    Mensajes
    39,025

    El traje

    Quizá muchos ya conocéis el libro "Manual del perfecto caballero" de Jose María López-Galiacho donde hacen referencia al traje de caballero, me gustaría que comentaseis vuestras impresiones al respeto, pero para los que no lo leísteis, aquí os lo dejo.

    El traje

    «Como todo buen hombre, yo me esfuerzo por conseguir la
    perfección, y como todo hombre corriente me he dado cuenta
    de que la perfección está lejos de ser alcanzada…, pero no
    así el traje perfecto.»

    Edward Tivnan



    El traje, tal y como se conoce hoy, este es, un conjunto formado por dos o tres prendas que coinciden en color y tejido, debe su origen a la vestimenta típica de campo de los caballeros ingleses del siglo XVIII.

    Sin embargo, incluso antes de esa fecha se pueden encontrar referencias a conjuntos parecidos que sin lugar a dudas fueron los que siglos más tarde dieron como resultado el traje de chaqueta del siglo XVIII.

    Si bien antes del siglo XIII la ropa de los caballeros consistía básicamente en prendas que se sobreponían en el cuerpo sin dibujar silueta alguna, a partir del Renacimiento esta especie de túnicas se van dejando de lado y poco a poco los señores empiezan a vestir prendas que dejan adivinar el contorno de su figura.

    Fue a principios del siglo XIX cuando el mayor dandi de cuantos han existido, el gran Beau Brummell, decidió que los trajes debían ajustarse al cuerpo y que esto solo era posible con la ayuda de un sastre. Ya no importaban los bordados o los materiales preciosos que llevaran cosidas las diferentes prendas, ahora lo importante era la correcta hechura de las prendas que acompañan al caballero.

    Su gran influencia entre los caballeros más adinerados ingleses así como la admiración que su forma de vestir despertaba incluso en el propio príncipe Jorge hicieron que todo cuanto el señor Brummell vestía fuera rápidamente imitado por los señores del país. Este deseo de los caballeros de la época de vestir como él lo hacía popularizó rápidamente, por ejemplo, el pañuelo que a modo de corbata acompañaba siempre a sus trajes.

    Desde entonces el traje entendido como un conjunto formado por un pantalón y una chaqueta donde la corbata está siempre presente ha sido llevado a lo largo de todos
    los años por la totalidad de los caballeros. Igualmente, la predilección de Beau Brummell por los colores oscuros, y más concretamente por el azul oscuro, ha hecho que todavía hoy, más de doscientos años después, siga siendo este color el que con mayor frecuencia se encuentre en los trajes de chaqueta.

    Hoy en día prácticamente todos los caballeros occidentales poseen al menos un traje en su armario. Ya sea porque tenga que vestirlo a diario o solo en aquellas ocasiones en las que su uso sea obligatorio, todo caballero debería conocer unas nociones básicas sobre las posibilidades que esta prenda le puede brindar y sobre su correcta hechura y vestimenta.

    Los caballeros ingleses, desde muchos siglos, atrás han sido grandes amantes de las actividades cinegéticas y montar a caballo era, además de algo placentero, también algo necesario para poder atender a sus obligaciones diarias y poder desplazarse tanto por la ciudad como por sus extensas propiedades. Esto, como se estudiará en el apartado dedicado al frac, obligó a cortar los originarios abrigos por la parte delantera, aportando mayor libertad de movimientos al jinete.

    Aunque el traje hasta bien entrados los años cincuenta estaba compuesto por una chaqueta, un chaleco y el correspondiente pantalón, hoy, debido por un lado a la benignidad del clima y, por otro, desgraciadamente, a una pérdida de elegancia generalizada, el traje de chaqueta se reduce a una chaqueta y a un pantalón.


    La chaqueta

    Aunque nuevamente la uniformidad y timidez del caballero medio en el vestir puede hacer pensar que solo existen chaquetas de hilera sencilla de dos o tres botones, la realidad es muy diferente.

    Si bien cada día resulta más difícil ver fuera de las tradicionales sastrerías chaquetas que se salgan de este corte generalizado, todavía en países como Italia existen tiendas donde se pueden encontrar desde trajes cruzados hasta trajes de tres falsos botones, con terminaciones de las solapas en punta, con bolsillos en diagonal o con cerilleras, etcétera; en definitiva, trajes que permiten al caballero más exigente introducir cierta variedad y estilo a su armario sin necesidad de tener que acudir a una sastrería.

    Hoy los dos modelos de trajes más extendidos y más populares siguen siendo el de hilera sencilla y en mucha menor medida el de hilera cruzada.

    Es necesario señalar que si bien antes de la Primera Guerra Mundial eran igual de frecuentes los trajes cruzados que los sencillos, terminada esta y entre los años veinte y treinta la chaqueta cruzada se convierte en la indiscutible protagonista.



    chaqueta Kent, en honor al príncipe Jorge, conocido también como duque de Kent, se convierte en todo un icono de aquella generación. La chaqueta Kent se distinguía por ser del tipo 4×2, es decir, por contar con cuatro botones de los cuales solo se abotonaban dos.

    Este tipo de chaqueta volvió a popularizarse con la película Wall Street y se puede apreciar un tímido despertar en su vestimenta. El corte de la chaqueta Kent es especialmente agradecido con los señores no muy altos que no quieran privarse del placer de vestir un traje cruzado. Esta chaqueta da la sensación de alargar la figura de su portador por no contar, como ocurre en las chaquetas 6×2, con botones en la parte superior del torso.

    Durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial también es frecuente observar a los señores de la época con trajes cruzados del tipo 6×2, en cuyas chaquetas se abotonan dos de los seis botones con los que estas cuentan. Esta chaqueta, conocida popularmente como «Copa Martini», por imitar el dibujo que forman sus botones a la típica copa de Martini, sigue siendo de todo punto obligada en el armario de los caballeros del siglo XXI. El traje cruzado representa la máxima expresión de la elegancia masculina, muy por delante del de hilera sencilla, y ocupa la cúspide de las prendas que conforman el informal dress.



    Tanto en las chaquetas 4×2 como en las 6×2, las solapas terminan en forma puntiaguda y llevan un ojal en cada una de estas con el objetivo de guardar la máxima simetría entre el lado derecho y el izquierdo. Debido a que no admite ser desabotonada bajo ninguna circunstancia, sus dos aberturas traseras resultan obligadas para permitir una cierta comodidad a la hora de sentarse.

    Aunque la vuelta en el pantalón en los trajes cruzados siempre es recomendada, no habría que sorprenderse al observar, sobre todo en los caballeros ingleses, cómo prescinden de ella. Para estos, el traje cruzado es siempre más formal que el sencillo; por ello el uso de la vuelta, un detalle considerado como informal, rompe con la limpieza de líneas que la caída de un pantalón tendría sin ella.

    Hay muy pocos caballeros a los que el uso de una chaqueta cruzada les pudiera perjudicar. Si bien es cierto que a los señores altos y a los de hombros anchos les favorece más que a los de reducida estatura, la mayoría de estos últimos, consiguiendo un corte acorde con su fisonomía, también podrán disfrutar del placer que supone vestir un bonito traje cruzado.

    Terminada la Segunda Guerra Mundial el uso de la chaqueta cruzada empieza a dejar paso a la chaqueta sencilla como la preferida por los señores de entonces. Esto es debido por un lado a su mayor comodidad y por otro al cambio de las costumbres de los caballeros en sus quehaceres diarios. Los caballeros pasan entonces de estar la mayoría de su tiempo en la calle haciendo sus tareas a realizarlas en un despacho u oficina. La chaqueta de hilera sencilla les permitía desprenderse de ella, algo prohibido de decantarse por la cruzada, lo que poco a poco hizo que se fuera dejando de lado la vestimenta del traje cruzado.

    Desde los años cincuenta, la primacía del traje de hilera sencilla sobre el cruzado ha sido siempre la tónica general. No obstante, siempre ha habido periodos donde el traje cruzado ha regresado con más o menos fuerza, como fue el caso de los años ochenta y como se puede observar también hoy en los círculos donde más se cuida la vestimenta masculina.
    Los trajes de hilera sencilla admiten tantos ojales y botones como espacio haya para coserlos. Sin embargo, en el caso del traje sencillo: menos siempre es más. Por ello, solo aquellos trajes que cuenten con uno, dos o, algunas veces, tres botones serán a los que se deba prestar atención.

    Al igual que ha ocurrido con la vestimenta de los trajes cruzados, el número de botones con los que ha contado el traje sencillo a lo largo de la historia ha ido variando según las modas del momento. A pesar de dichas modas, de una manera u otra, los trajes de dos o tres botones siempre han estado presentes en los roperos de los caballeros. Por el contrario, la presencia de trajes con cuatro botones o de uno solo lo han hecho en momentos puntuales.

    Si bien los trajes de dos botones siempre serán una buena opción, los de tres no siempre aportan los beneficios deseados.

    Un traje de tres botones cuyo corte esté pensado para abotonar los dos superiores puede recargar la parte superior del torso cerrándose la chaqueta muy arriba y mostrando poco espacio tanto de la camisa como de la corbata. Para evitar este efecto, no son pocos los caballeros que acertadamente optan por abotonarse solo el de en medio.



    Existe otro tipo de chaqueta que aun contando con tres botones beneficia siempre mucho más a su portador que el clásico tres botones del que se acaba de hablar. Se trata del roll through o, como es conocido popularmente en nuestro país, de un falso tres botones. Este tipo de chaqueta sigue teniendo tres botones, pero tanto su botón superior como inferior son meramente de adorno y no se pretende que sean usados. El corte de estas chaquetas hace que las solapas se alarguen y se junten más abajo que en las típicas chaquetas de tres botones, lo que finalmente estiliza mucho más la figura.

    Una vez se tenga claro qué tipo de corte se desea para la chaqueta se podrá pensar en los detalles que la acompañarán. Así pues, se podrán escoger desde bolsillos diagonales, algo muy juvenil y británico por sus connotaciones cinegéticas, hasta el número de aberturas traseras, siendo siempre más recomendable dos que una sola central, etcétera.

    Según sean los gustos personales de cada caballero se podrá, igualmente, escoger un tipo de forro u otro o incluso el número y disposición de los bolsillos interiores. Sin embargo, todos estos detalles serán difíciles de encontrar de no acercarse a la sastrería tradicional.



    Su hechura perfecta

    La correcta hechura de una prenda habla de su calidad con mayor rotundidad que lo que pudiera hacer cualquier marca que llevara esta grabada en su etiqueta. Las marcas industriales, es decir, casi el 99 por ciento de los nombres que se pueden encontrar en el mercado, fabrican su ropa pensando en las medidas de un cliente estándar. De esta forma establecen diferentes tallas, pero sin tener en cuenta las particularidades físicas de cada caballero.

    Por ello, cuando nos encontremos enfrente del espejo del probador o de cara al dependiente se debe tener muy claro cómo debe quedar un traje y consecuentemente conocer las modificaciones que deberán hacerse a este antes de comprarlo. Incluso en las mejores tiendas, ya sea por comodidad o simplemente por ignorancia, los dependientes propondrán, en el mejor de los casos, coger el bajo, acortar las mangas o entallar la chaqueta. Sin embargo, esto debería ser solo el comienzo del proceso necesario para conseguir una buena hechura.

    En primer lugar se deberá tener en cuenta que la chaqueta del traje debe permitir ver la parte superior del cuello de la camisa. Tanto cuando esté desabotonada como cuando esté abotonada, el cuello de la chaqueta nunca deberá tapar al de la camisa en su totalidad. Igualmente, esto deberá ser así tanto cuando se esté de pie o cuando el caballero se encuentre sentado.

    El cuello de la chaqueta deberá, igualmente, estar en contacto permanente con la camisa. Se deberá, por tanto, evitar que el cuello de la chaqueta se desboque, abriéndose por la espalda. De la misma forma se vigilará que el cuello de la chaqueta no se suba en exceso sobre el cuello de la camisa ya que de hacerlo la chaqueta terminará abriéndose y consecuentemente sus solapas se despegarán de la pechera de la camisa.

    Por ello, se evitará la extendida costumbre de probarse la chaqueta frente a un espejo sin ni siquiera antes haber dado ni un paso con ella puesta. Por el contrario, será recomendable pasear con ella y ejecutar los movimientos que se realizarán posteriormente en el día a día. Así pues, ningún caballero debería sonrojarse de caminar o agacharse con ella.

    Uno de los caballeros que llevaba hasta las últimas consecuencias este consejo era el famoso bailarín Fred Astaire, quien, antes de dar el visto bueno definitivo a su sastre, acostumbraba a bailar con el traje algún número para así comprobar que efectivamente se adaptaba a él y que le permitía moverse con la soltura que luego necesitaría ante las cámaras.



    Será tras la realización de todos esos movimientos cuando se deba volver hacia el dependiente y mostrarle el aspecto de la chaqueta para que haga los ajustes pertinentes.

    Las solapas de la chaqueta deberán siempre estar en contacto con la camisa. Estas caerán limpiamente sobre el torso sin que en su transcurrir se separen de este o se abran.

    Sobre la longitud de la chaqueta, a pesar de los gustos personales de cada caballero, hay unas normas básicas que no se pueden dejar de observar.

    La longitud de la chaqueta se establecerá atendiendo a la longitud del brazo.

    Permaneciendo de pie y dejando caer libremente el brazo, la altura de los nudillos establecerá hasta dónde deberá alargarse la chaqueta.

    Otra forma de cerciorarse de que la chaqueta tiene la longitud adecuada es comprobando si esta divide en dos partes iguales el cuerpo; o más concretamente, asegurándose si la distancia que va desde el cuello de la chaqueta hasta donde esta termina es igual a la que va desde donde termina la chaqueta hasta el suelo.



    Uno de los fallos más extendidos cuando se viste de traje es llevar las mangas de la chaqueta excesivamente largas y, en cambio, las de la camisa demasiado cortas.

    Como indicación general, el largo de la manga de la chaqueta debería prolongarse hasta donde se agranda el hueso cúbito a la altura de los huesos carpianos, mientras
    que la camisa debería extenderse hasta donde empieza a ensancharse la mano.

    Los más observadores habrán apreciado cómo cada día es más frecuente cruzarse con señores con chaquetas excesivamente ceñidas. Cuando los dependientes entallan la
    chaqueta no son pocos los caballeros que tienen la costumbre de encoger el estómago. Sin embargo, al abandonar la tienda aquellos centímetros que se escondieron durante unos pocos segundos, de repente y sin pedir permiso, vuelven a aparecer.

    Ya sea por sucumbir a esta reciente moda o simplemente porque no se tomaron correctamente las medidas, resulta bastante habitual observar cómo, en la parte frontal de la chaqueta, al abotonarse se produce una especie de «X». Esto es una prueba irrefutable de que la chaqueta no queda bien a su propietario ya que no hay que olvidar que un buen corte de una chaqueta debe conseguir que esta quede amplia por dentro y estrecha por fuera; pero siempre sin marcar arruga alguna.



    La chaqueta debe tener el suficiente espacio entre ella y su portador para que le permita moverse con libertad. Por ello, no debería dar vergüenza alguna introducirse en los bolsillos interiores de la chaqueta la cartera y el móvil antes de que el dependiente marque la hechura final y mande la chaqueta al taller de arreglos.

    Como recomendación final se deberá insistir, hasta el punto, si es necesario, de negarse a adquirir la chaqueta, en que si se tienen que acortar las mangas esto se haga por la parte superior de la manga, a la altura de la costura del hombro, y nunca en la inferior. Siempre resulta más cómodo para las casas de arreglos cortar las mangas a la altura de los botones sin tener en cuenta que la chaqueta desmejora en gran medida si al comienzo de las mangas aparecen inmediatamente los botones.





    El correcto corte de los pantalones

    Al contrario de lo que ocurre con la chaqueta, rara vez se presta atención a la hechura de los pantalones. Por norma general, la mayoría de los caballeros se limitan a comprobar que no les aprietan en la cintura y que su bajo está conforme a sus deseos; todo esto sin considerar que los pantalones son, junto con la corbata, la parte del atuendo que durante más tiempo al día queda expuesta a las miradas exteriores. En definitiva, se olvida de que una correcta hechura de un pantalón es mucho más que un diámetro de cintura y un bajo con o sin vuelta.

    La máxima a la hora de probarse y vestir un pantalón de traje es tener siempre presente que este se debe vestir en la cintura y no en la cadera. La cintura natural del caballero está algo por encima del ombligo y es ahí donde debe abotonar el pantalón. De vestirse el pantalón en la cintura y con la chaqueta correctamente en su sitio no se debería apreciar camisa alguna entre ambas prendas.

    A la hora de probarse un pantalón hay que cerciorarse de que abotone con cierta holgura. Un pantalón que quede justo, por poco que sea, «enviará» esa estrechez a sus pinzas, haciendo que estas se abran y produzcan un efecto visual que pondrá rápidamente en evidencia el resultado final del conjunto.

    Siempre será más fácil arreglar un pantalón que quede algo holgado en la cintura que uno que esté estrecho. Un pantalón que abotone con cierta dificultad terminará cayéndose incluso antes que otro que tenga un poco de holgura, y ese bajo que con tanto esmero se había escogido ahora ya solo arrastrará sobre el zapato.

    Al igual que el pantalón deberá abotonar en la cintura sin esfuerzo alguno, la parte de los muslos tampoco deberá quedar justa ya que, con seguridad, las pinzas se terminarían abriendo. No se debe olvidar que un pantalón de traje ni se viste en el mismo sitio ni debería quedar y caer, a pesar de lo que hoy se estila, igual que lo haría uno de sport.



    El diámetro de la pierna del pantalón irá disminuyendo desde el muslo hasta su terminación en el zapato. Aunque el ancho del bajo depende del gusto de cada caballero, hoy se observa, sobre todo en países como Italia, que este se lleva menos ancho que años atrás, dando la impresión en algunos casos de tener un diámetro tan reducido como el de los pantalones de sport. Aunque el ancho del bajo, como se acaba de apuntar, depende del gusto personal de cada uno, tampoco se debe exagerar esa estrechez. Un pantalón de traje nunca es un pantalón de sport, por lo que un diámetro de veintiún centímetros es más que correcto.

    El pantalón de traje debe contar con pinzas. Se podrá escoger entre una o dos pinzas, pero siempre deberá tener pinzas. Aunque los diseñadores más vanguardistas se empeñen con cada nueva colección en vestir al hombre con trajes de corte muy informal, no se debe olvidar que los pantalones de un traje ni son iguales ni se visten en las mismas ocasiones que, por ejemplo, unos vaqueros. Por ello, su corte y diseño tampoco pueden ser similares al de estos.

    La pinza marcará el comienzo de la raya, la cual se extenderá hasta el zapato. Hay que asegurarse de que la raya discurre siempre por la mitad de la pierna del pantalón, desde su comienzo en la pinza hasta su terminación justo en el medio del zapato.

    Uno de los defectos más extendidos a la hora de vestir de traje entre los caballeros españoles es su costumbre de llevar los pantalones demasiado largos. El pantalón nunca debe descansar holgadamente sobre los zapatos; con tocarlos ligeramente formando una mínima arruga y no mostrando el calcetín será más que suficiente.

    No son pocos los dependientes que cuando marcan el bajo del pantalón toman como referencia el tacón del zapato. Esta medida suele traer como consecuencia la formación de unas visibles arrugas en la parte delantera del bajo. Para evitar esto, bastará con indicar que se tome una medida por detrás y otra por delante. De esta forma el bajo del pantalón quedará en diagonal, es decir, más largo por detrás, tocando el tacón, pero más corto por delante.



    Si el deseo del caballero es vestir sus pantalones con tirantes, a la hora de que le cojan el bajo debe asegurarse de tenerlos consigo ya que si no luego el pantalón le podría quedar corto.

    Muy pocos caballeros pueden presumir de ser totalmente simétricos. La gran mayoría tienen un brazo algo más largo que otro o un hombro más caído que su contrario. Del mismo modo, es relativamente frecuente que una pierna sea algo más larga que la otra o sencillamente que la altura de la cadera no sea idéntica en ambos lados. Sea por un motivo u otro, es recomendable asegurarse de que el dependiente coge tanto el largo de la pierna derecha como el de la izquierda, de forma independiente, y no copia el largo de una en la otra.
    Hoy ya es poco frecuente encontrarse con pantalones forrados en su totalidad. No obstante, es importante asegurarse de que la mitad superior sí cuenta con forro interior. Es esta mitad la que más roce sufre con el muslo y de no estar forrada la vida del pantalón se acortará y además el tacto del tejido podría llegar a resultar molesto.

    Aunque solo en las tiendas más exclusivas coserán un refuerzo interior al bajo del pantalón, esto se deberá exigir si no ha sido ofrecido como opción. Este refuerzo tiene la finalidad de alargar la vida del pantalón al hacer el bajo más resistente al roce con el zapato.

    El que el pantalón cuente o no con vuelta no deja de ser una opción meramente personal. Normalmente, un pantalón de vestir sin dobladillo resulta más formal que uno que cuente con él.

    Un buen pantalón tendrá cosidos botones en la bragueta en vez de cremallera. El cosido a mano de esos botones y ojales es un detalle artesanal que de una manera rápida comunica al caballero que se encuentra frente a unos pantalones de calidad.

    Los bolsillos también pueden contar muchos secretos de la calidad de un pantalón.

    En su parte frontal el pantalón de vestir tendrá obligatoriamente dos bolsillos verticales o ligeramente en diagonal. Los bolsillos horizontales, si bien son perfectos para los pantalones de sport, no lo son para los pantalones de traje.

    En el interior de los bolsillos de un pantalón de calidad se podrá encontrar cosido otro bolsillo de reducidas dimensiones. Este pequeño bolsillo sirve para guardar desde un juego de llaves hasta una memoria USB y tendrá como finalidad que dichos objetos no se muevan y no molesten.

    También es frecuente que en la parte frontal, en un lateral de la cintura, haya un minibolsillo para guardar monedas. Sin embargo, lo que no será tan habitual será descubrir unos botones cosidos en la parte interior de la cintura del pantalón, concretamente cuatro delante y dos detrás. Estos botones se cosen con el propósito de anudar a ellos los extremos de los tirantes.



    Atrás quedaron los años del colegio donde los tirantes sujetaban el pantalón con unas pequeñas pinzas doradas. Los tirantes se deben anudar al pantalón a través solo de esos botones interiores, por lo que si no aparecen cosidos al pantalón se deberá exigir que se cosan.

    Información sacada de: "Manual del perfecto caballero" de Jose María López-Galiacho


    Espero que os gustase, creo que para quien no lo leyese puede servirle de gran ayuda.

    Un saludo

  2. #2
    Agente provocador Avatar de Kurtz
    Fecha de ingreso
    05 feb, 14
    Mensajes
    15,707
    Genial Bouzas

    Voy a leerlo con detenimiento.
    Los necios siguen la moda. Los pretenciosos la exageran. Quienes tienen buen gusto pactan con ella.

  3. #3
    Senior Avatar de vinzenzo
    Fecha de ingreso
    05 feb, 14
    Ubicación
    Lugo
    Mensajes
    2,071
    Un hilo muy interesante

  4. #4
    Registrado Avatar de Chulillo
    Fecha de ingreso
    06 feb, 14
    Mensajes
    2,559
    ¡Menuda currada de post! Estoy recién desayunado y la digestión me impide leer mucho :P pero voy a dejar la pestaña abierta y luego con detenimiento me lo leo enterito. ¡Gracias Bouzas!
    "Obsessed is just a word the lazy use to describe the dedicated".

  5. #5
    Guest
    Fecha de ingreso
    06 feb, 14
    Mensajes
    0
    Esto es como siempre... Cuestión de percepciones y de la persona, sobre todo cuando dice que la americana debe llegar a la altura de los nudillos , yo tengo una de pdh que siempre me decis que me queda super larga, que justo me queda por ahi, la otra que me decis que me queda perfecta me llega por la muñeca, así que si... Las reglas como siempre están muy bien , pero no valen para todos.

    Buen curro bouzas, aunque bien sabe Javier V lo que pienso de esto jajajaja

  6. #6
    Habitual Avatar de Pablo
    Fecha de ingreso
    05 feb, 14
    Ubicación
    Vigo
    Mensajes
    5,251
    Buen trabajo Bouzas, muy ilustrativo para todo el que quiera saber lo básico en cuanto a proporciones y hechuras.

    Un saludo.

  7. #7
    Habitual Avatar de Pablo
    Fecha de ingreso
    05 feb, 14
    Ubicación
    Vigo
    Mensajes
    5,251
    Cita Iniciado por masca Ver mensaje
    Esto es como siempre... Cuestión de percepciones y de la persona, sobre todo cuando dice que la americana debe llegar a la altura de los nudillos , yo tengo una de pdh que siempre me decis que me queda super larga, que justo me queda por ahi, la otra que me decis que me queda perfecta me llega por la muñeca, así que si... Las reglas como siempre están muy bien , pero no valen para todos.

    Buen curro bouzas, aunque bien sabe Javier V lo que pienso de esto jajajaja
    Masca, estarían bien unas fotos de esas dos chaquetas por aquí para comparar, sería interesante.

    Un saludo.

  8. #8
    17+1 Avatar de Armando
    Fecha de ingreso
    05 feb, 14
    Ubicación
    Madrid/Valencia
    Mensajes
    5,682
    Brutal artículo y muy útil como guía y recordatorio.
    Dime cómo vistes y te diré quién eres

  9. #9
    Habitual Avatar de acid255
    Fecha de ingreso
    06 feb, 14
    Mensajes
    661
    Fantástica aportación como sueles hacer últimamente Bouzas
    Muchas gracias por compartirla con nosotros.

  10. #10
    Habitual Avatar de Clint Munny
    Fecha de ingreso
    06 feb, 14
    Ubicación
    Madrid
    Mensajes
    11,667
    Fantástico artículo. ¡Muchas gracias, Bouzas!
    "No ocultes tus cicatrices. Ellas te hacen ser quien eres." (Frank Sinatra)
    Hidden Content

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •