Dice el dicho popular, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Pues nunca un dicho reflejó mejor la realidad en la que un pardillo como yo, cegado por una supuesta inteligencia, cae en el mismo error que un animal con su simple instinto evitaría.
Después de los diferentes episodios dantescos padecidos con esta empresa, algunos conocidos y otros por conocer para todos, aquí el que os escribe, aún no satisfecho, prueba suerte una vez más en la ruleta de Meermin.
Os pongo en situación...
Usuario más o menos satisfecho de los cinturones de Meermin, a pesar de experiencias de compañeros y propias con el calzado y servicio post venta. Tras buscar alguna opción interesante, sin éxito, de cinturón en calf burdeos, decido pedir uno que tiene Meermin y que se aproxima bastante a lo que quiero.
Pues bien, pido mi talla habitual en sus cinturones (será el quinto), la 90, que aunque con leves diferencias, más o menos, es la mía en todos los que tengo.
Hoy lo recibo, con la consiguiente sorpresa de que no lo consigo casi ni abrochar. Error en la talla? No!, un 90 claro en su interior...: Simple y llanamente, esta empresa ha decidido tallar sus cinturones con el famoso "ojo del buen cubero", que en este caso debe de ser un poco hipermétrope.
Aquí os dejo la evidencia, sin trampa ni cartón, de la escalofriante constatación....( el nuevo es el más corto, por lógica evolutiva)
Unas cuantas collejas virtuales me merezco, claudico con Meermin.
Saludos.
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