Sin embargo la actividad que se desarrolla en los foros no siempre tiene el carácter de una “tertulia”, término que me evoca dinámicas diferentes tanto en tiempo como lugar y que hasta cierto punto, me recuerdan las reuniones sociales de la época de mis abuelos. Los foros virtuales, como los conocemos hoy en día, son fruto de tecnologías que no existían hace unos años y que permiten interrelaciones diversas, impensables hace poco tiempo como esta, en la que te escribo desde miles de kilómetros de distancia, con una diferencia horaria de mas de siete horas y sin embargo podemos compartir no solo ideas sino imágenes y experiencias, sin que sea una “tertulia” en sentido estricto y que demanda de una palabra apropiada para definir o nombrar a sus participantes.
Por otro lado, la incorporación de nuevas palabras o de acepciones a las ya existentes como neologismos semánticos, es resultado del uso en la amplia geografía que ocupa nuestro idioma. Pienso que la lengua, al ser una construcción social dinámica, resuelve necesidades que posteriormente serán “legalizadas”, si cabe la analogía, en nuestro caso por la Academia correspondiente, ventaja de nuestro idioma no existente en otros. El lingüista se encargará de estudiar todos estos procesos del lenguaje pero no de establecerlos como tampoco es función de la RAE hacerlo: su rol debe ser académico y hasta cierto punto, notarial.