A LAS BARRICADAS

"Love me madly again" (Bryan Ferry, 1977)

Hubo un tiempo en que los imaginamos derrotados: el mundo, de vez en cuando, se nos prometía con una intensidad desaforada, como si estuviese dibujado con línea clara. Todo parecía diáfano y limpio, e incluso los borrones más chungos tenían su gracia vistos desde la lejanía. A ratos, presos de euforia, las calles cobraban una luz especial y no era para menos: bastaba con encender la radio, bajarse al quiosco, curiosear entre cajones de discos: todo estaba allí, al alcance de la mirada, insinuante, tentador, exigiendo una lealtad futura. Quizá, llevados por el ímpetu adolescente, tardamos en percibir cómo el resentimiento nos cercaba. Quizá haya llegado el momento de ponernos el esmoquin blanco y la pajarita, y lanzarnos a la calle. Sí, a la calle, que ya es hora.