El otro día me di cuenta de que, salvando las distancias (los mitos son por definición irrepetibles), pareciera que Daniel Craig se estuviese convirtiendo en el heredero natural de Steve McQueen. Tanto por su trayectoria cinematográfica como, sobre todo, el estilo que desprende fuera de los platós de cine. No es el físico, que obviamente es condición necesaria, sino la actitud; que le está llevando a ser un referente claro para muchos hombres en busca de inspiración. Un modelo a seguir a la hora de escoger la ropa, cuando uno espera de la ropa más que la mayoría.
Creo que la clave está en tres palabras que empiezan por V: virilidad, versatilidad y vanidad.
La primera no hace falta explicarla. La segunda es clave, ya que lo mismo lleva un esmoquin mejor que nadie que convierte un peacoat o una cazadora de cuero en prendas irresistibles y, por tanto, imprescindibles para muchos de sus admiradores que nunca antes se las hubieran planteado seriamente. La tercera, más controvertida, es esencial; ya que sin ella el golem no cobra vida.
¿Qué os parece a vosotros?