Si tiene tiempo y padece de una cierta mitomanía, le recomiendo el cementerio del Père Lachaise y visitar las tumbas de Eloísa y Abelardo, Champollion, Balzac, Oscar Wilde, Maria Callas...

Todo amante de los libros debe pasarse por Shakespeare & Co. --y olvidarse de los yanquis con ínfulas de escritor maldito que la frecuentan. Si prefiere los tebeos, Album es la librería más surtida, aunque, en mi caso, prefiero BD Net, más recoleta. Y tampoco está de más acercarse a la galería Champaka, en Quincampoix, 67.

El Louvre es inexcusable, pero chinos y japoneses lo han convertido en un infierno (si tienen tragaderas, echen mano de Google Translator para saber qué ponen los carteles que sólo están escritos en mandarín). Es mucho mejor pasarse por el Jeu de Paume, el Quai de Orsay y el centro Pompidou.

Pero, sobre todo, le animo a que aproveche estos días para ver toda clase de películas ambientadas en la ciudad (prescindiendo, eso sí, de las pamplinas de Woody Allen) para que disfrute al máximo de sus paseos por la ciudad. París es un universo y debe hacerlo suyo.