Giusseppe hace una gran reflexión. Hacerse un tatuaje y no aceptar las consecuencias de portarlo (justas o no) es extraño desde el ángulo moral. Si estás dispuesto a marcar tu piel es que es lo suficientemente importante para defenderlo. Y si es lo suficientemente trivial hacértelo tampoco se entiende no aceptarlo.
Y por otro lado tal como dice Alex, juzgar la profesionalidad o moral de alguien por un tatuaje es de épocas pasadas. Eso siempre que no simbolicen cosas inaceptables, como he visto hace poco a un tonto con una esvástica. Después vienen los lamentos y los sufrimientos con láser.
Enviado desde mi SM-N950F mediante Tapatalk