Por supuesto. Seguirá siendo gordito.
Pero lo que digo yo es que, si tiene carisma, ni te fijarás en su aspecto. Y pasados dos días no lo describirás como un gordito simpático porque no será esa imagen la que te venga a la cabeza.
De todas formas, las fronteras entre tener estilo (nada que ver con la elegancia tradicional a estos efectos) y tener carisma a veces están muy difuminadas. Tanto que tenemos cierta tendencia a llamar "personalidad" al carisma y carisma a la elegancia.