Comer en Madrid hoy en día es una "gymkhana" saliendo de los sitios archiconocidos con los que no fallas. Hay una burbuja interesante. Ya no puedes ir y meterte en un sitio que parezca estar bien sin arriesgarte a tomar tartar de atún, algo con rabo de toro que no es rabo de toro y de postre un coulant.
La multiplicación de sitios clónicos y de calidad baja por los que no pagas menos de 40 por persona están destrozando la ciudad gastronomicamente.