La corona del cierre no es tanto problema, porque se puede reemplazar sin mayor complicación. Lo de la caja es más complicado. Básicamente porque, por definición, pulir supone rebajar material. Aun asi, un buen maestro pulidor (como por ejemplo, los que trabajan en Rolex-Serrano) se caracteriza precisamente por ser capaz de pulir preservando las formas.