Completamente de acuerdo. Me gustaría apuntar unas cosillas (no respecto a tu comentario, Pancho, sino en general pero te he citado precisamente por estar de acuerdo). Os doy mi opinión, a raíz de lo que aprendí tras estar trabajando en comunicación interna en una empresa de fitosanitarios durante dos años.
Ecológico. Para llevar la etiqueta tiene que ser de cultivo sin pesticidas, insecticidas o fungicidas químicos, pero
sí de origen natural.
Los pesticidas, insecticidas fungicidas químicos son veneno. Efectivamente, se usan para matar seres vivos: insectos, hongos o malas hierbas. Ese veneno también puede afectar al hombre, por supuesto. ¿Cual es la diferencia? La dosis. Los controles de calidad, de seguridad y de sanidad que se hacen en la UE en los cultivos son muy exhaustivos (ojo, eso no quita para que haya algún listo que encuentre la forma de saltárselos para ahorrar o ganar dinero, pero lo habitual son protocolos controlados). ¿Cómo se evalúa la dosis? Pues principalmente estimando la cantidad de producto que puede consumir un ser humano sin que se le manifiesten síntomas de envenenamiento. Es decir, si ponemos X miligramos de fungicida en una lechuga y una persona come kilos de lechuga todos los días de su vida a lo mejor cuando tiene 90 años ese veneno ingerido le podría llegar a hacer efecto. Aunque también puede morir de intoxicación por ingesta de tanta lechuga.
Ahora viene la otra historia, los fungicidas, pesticidas e insecticidas naturales también son veneno. Oh, sorpresa. No, nos vale la explicación anterior perfectamente, a fin de cuentas también son productos para matar seres vivos. Y sí, se emplean, porque llevar un gran huerto sin estos productos es casi imposible. Otra cosa es el huerto pequeño del tío o el primo del pueblo al que no trata con nada pero que le salen unos tomates cojonudos. Claro, pero este señor no los suele vender porque su producción es mínima y las pérdidas no las contempla.
Cuando yo estuve trabajando en el sector, lo ecológico empezaba a "ponerse de moda" y sí que podías encontrar productos de tipos implicados con este asunto y empleaban prácticas alternativas no invasivas, como por ejemplo plantar rosales junto a las viñas para que las malas hierbas vayan a estos y así poder podar y salvar los viñedos (prácticas, por otro lado más antiguas que la Tarara). Eso sí, te tenías que recorrer media España para encontrar agricultores así, con lo que si tenías tiempo y ganas de aventura está bien, aunque entiendo que a muchos no les compense. Ahora viene lo bueno: 2017, por ejemplo.
Lo ecológico está de moda. Se ha convertido en un valor añadido. Para poder abastecer a tanto supermercado demandante de productos ecológicos el tema ha cambiado (la normativa europea también, a más laxa). Volvemos a la frase "llevar un gran huerto sin estos productos es casi imposible" y entonces se emplean
venenos de origen natural, menos costosos y más controlables.
También,
en lo ecológico el cultivo debe de ser respetuoso con el medio ambiente y con el entorno. Bien, aquí entra otro punto importante: el suelo. Efectivamente, si no saturamos un suelo con siembras exageradas, lo dejamos en barbecho y lo regamos con aguas ricas en minerales y nutrientes, ese producto va a ser más rico de sabor y de nutrientes. ¿Pero qué pasa si nos da por montar un huerto ecológico en la parcela que hemos podido comprar (para dar oferta a la moda) y ese suelo ya ha sido esquilmado? Pues que por mucho que seamos respetuosos con el medio ambiente nuestros productos ecológicos no tienen porqué ser de mejor calidad que los que no lo son. En este punto, quedaros con el argumento de PVP del valor añadido y la frase "
para lograr ese valor añadido tienen que aportar un extra (según los casos sabor, imagen, nutrientes, … o todo) si no sería un fracaso comercial, y claramente no son un fracaso, más bien lo contrario.". Entonces, si tenemos que vender a precio de "ecológico" debemos dar algo más. Con lo que nuestro huerto del suelo esquilmado no nos vale. Sin embargo, como lo hemos comprado y tenemos que vender para poder pagarlo y poder crecer (y seguramente comprar un terreno mejor) de momento vamos colocando nuestros productos en el mercado bajo la etiqueta verde (pues sí, cumplimos la normativa aunque nuestro suelo sea una castaña). Conclusión,
no todo lo ecológico tiene que estar bueno, ni siquiera mejor que lo no ecológico.
Llegados aquí, en el debate "ecológico sí-ecológico no", ¿quién gana? Pues como casi todo en esta vida, depende. Si encuentras a un tipo que tiene una producción limitada, controlada y cuidada y además el tipo está comprometido con el medio ambiente y una agricultura sostenible (perdón, por utilizar este palabro, que odio) probablemente tenga unos tomates cojunudos. Eso sí, puedes encontrar a otro tipo que conoce su oficio también, tiene una producción controlada y usa fitosanitarios "no ecológicos" al que le salen otros tomates cojonudos. No entro en el tema de las variedades de plantas porque si no, no dejo de escribir nunca.
Con lo que lo mejor, es conocer la procedencia de lo que comemos. Vamos, como con la ropa que nos gusta conocer los tejidos
Perdón por el tocho, caballeros.