Cuando las características fisonómicas de uno no se corresponden con un patrón, digamos, estándar, no queda mas remedio que lidiar arduas corridas para encontrar la ropa que te sienta bien, si no se quiere pasar por el sastre, cuando se tiene la fortuna de encontrar uno de calidad, y, tras dar con él, algo más de ella poder sufragar sus servicios.
Así que mi "capea" ha sido siempre la de batallar con la sobre-dimensión manifiesta de mis extremidades inferiores; de mis dos extremidades inferiores manifiestas, quiero precisar; cuestión que fue una auténtica tortura de adolescente, siendo del todo imposible poderlas insertar en los "vaqueros" mas populares de aquélla época.
Y digo esto para que se entienda mi tremenda inquietud mientras esperaba el pedido que, tras muchas medidas, cavilaciones y pruebas, me atreví a realizar de unos Báltico del maestro "Aragón".
Bueno, pues he aquí el resultado: no puedo estar más satisfecho y emocionado, en serio... ya me he pedido otros.