Las lenguas aparecen, se consolidan, desaparecen, es lo natural aunque al poder no es ajeno a esos procesos. El castellano se expandió y consolidó a expensas de las otras lenguas españolas y americanas por ser la lengua del reino dominante y luego del Imperio. El francés y el italiano se impusieron en esos países. Así ha sido desde que el mundo es mundo. Pero una cosa es que una lengua se imponga por la necesidad, apoyada o impulsada desde el poder, de facilitar la comunicación dentro de un territorio unificado políticamente, y otra bastante diferente es que una lengua se intente imponer (allí donde es posible, Cataluña) o re-construir y promover (PV) por razones de construcción nacional, básicamente ideológicas aunque con el barniz de "conservación cultural", a expensas mismas del propósito esencial de las lenguas, que es comunicar y unir.
De acuerdo en que los detalles actuales de los respectivos procesos de construcción nacional en PV y Cataluña difieren, debido a sus diferencias socio-culturales y a la diferente habilidad de sus respectivas élites (nacionalistas, of course, el nacionalismo es una cosa de élites para manejar a sus masas)