Fantástico. Olé.No lo dudo.
Yo no estoy en la cúspide. Si acaso... en el cimborrio.
El reloj fue de mi abuelo. Durante la guerra civil, por ser falangista, camisa vieja, compañero de universidad de Primo de Rivera en El Escorial, se escondió en el hueco entre la chimenea y las escaleras de una casa en Colunga (Asturias), con el notario y el boticario. Los rojos pasaban gritando por las calles pidiéndoles que salieran, que solo querían hablar con ellos y que no les iban a hacer nada. El notario y el boticario salieron y aparecieron muertos a la mañana siguiente. Mi abuelo no salió y sobrevivió. Fue jefe administrativo de la Diputación Provincial de Madrid con el Marqués de la Valdavia. ¿Tu reloj tiene una historia parecida?
El colgante lo llevó mi padre siendo cámara de TVE. Lo llevó en un concierto de los Sex Pistols en Londres, donde un punkie borracho se le meó en la espalda y hubo el consiguiente reparto de hostias. También lo llevó en los mundiales de fútbol de Argentina 78 (Kempes, Ardiles...), cuando grabó una entrevista a Garrigues Walker durante la transición o cuando dobló el cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica) grabando un reportaje en un barco de Pescanova. ¿Tus gafas han viajado tanto o han visto tantas cosas como el colgante que ahora lleva mi hija?
Bueno, sin rencor ninguno, sabe que hay diferentes formas de ser elegante en esta vida. Yo soy pobre como una rata, pero es difícil sentir más orgullo del que yo siento cuando luzco mis prendas.
Saludos.
Saludos, caballeros.
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