Mis cuidados con las chaquetas de piel son parecidos a los que les doy a mis zapatos, aunque no tan intensos ni con la misma frecuencia: las mismas cremas para limpiar y humectar son válidas para estas prendas, que no sufren tanto al no estar en permanente contacto con lo que el calzado se encuentra en el piso. Así como consentir el calzado es toda una terapia, hacerlo extensivo a las chaquetas también puede serlo, en vez de enviarlas a una tintorería.
Como todo lo de piel, el secreto está en dejarlas respirar, no bloquear sus poros y mantener su humectación además de eliminar polvo y suciedad: con lo anterior pueden durar muchas décadas.