Desde luego.
Este verano de camino a casa paré a tomar un café en Casa Pepe, para que mi mujer viese lo avanzado que es este país, y desde luego es la misma "animalada" pero en signo contrario.
Me imagino cada bando utilizando brainstorming para buscar nuevas ocurrencias...en fin, una pena.
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Esto lo tengo asumido. Desde el minuto uno, en que me dijeron que yo era de derechas. Y eso, viniendo de gente que, cupaire o republicana, ha aupado al poder a los convergentes del 3%, de los recortes y de la prohibición en Barcelona del Multi-referéndum de Podemos, tiene tela...
El independentismo catalán ha conseguido de forma brillante suplantar a la religión en el sentimiento de muchos catalanes.
Con la promesa de la "tierra prometida" (República Catalana), un infierno (España), Satanás (Felipe VI), sus demonios (los jueces), un Dios (Puigdemont), su profeta (Torra), sus mártires en la carcel, etc, etc, se reproducen fielmente los iconos que convierten al independentismo en un auténtico credo. Por eso cualquier declaración de alguno de sus apóstoles es fielmente dogmatizada por todos y cada uno de sus feligreses.
Yo creo que si Puigdemont asegurara ser la reencarnación de Companys, sus seguidores le creerían. Así como ahora ya descartan que los Puyol tengan algo que ver con la corrupción, por supuesto.
Contra los sentimientos no hay razón, por muy fundamentada que pueda estar, que tenga posibilidades de triunfo.
La base del problema es que, a día de hoy, es mucho más cómodo ser independentista que lo contrario.
Los necios siguen la moda. Los pretenciosos la exageran. Quienes tienen buen gusto pactan con ella.