Gracias por compartir tu opinión, aprecio la sinceridad.
En cualquier caso, es habitual que cuando veo una ganga online de una marca que me gusta, si no sé si la prenda me convence o no, la compro y me la pruebo en persona. Si una vez puesta me convence, me la quedo, y si no la devuelvo, habiendo perdido únicamente 1€ en todo ese proceso (los gastos de envío).
Gracias a ello tengo hoy camisas, blazers, etc., que utilizo esporádica o incluso habitualmente, que son de excelente calidad, y que compré a precio de derribo y acabaron gustándome.
Es una forma más de disfrutar mi afición por la ropa. Mi disfrute no reside exclusivamente en el uso intensivo de algo, sino también en buscarlo, encontrarlo, probármelo e incluso tenerlo.
Lo explicaré de otro modo. Yo tengo tres grandes aficiones: los libros, los relojes y la ropa. En relación con la primera, tengo una biblioteca de más de 2.000 ejemplares, la mayoría de ellos editados antes de 1970 y comprados en tiendas de coleccionismo online. Algunos valen más de 400€. Y aunque soy un lector habitual, es probable que nunca llegue a leerme ni siquiera el 50% de mi propia biblioteca, habida cuenta de que crece a mayor ritmo que mi velocidad de lectura. ¿Es quizás un desperdicio, y debería haberme ahorrado esos miles de euros invertidos en libros antiguos de filosofía e historia, y gastarlos en otra cosa más útil?
Puedes pensar legítimamente que sí. Pero mi disfrute, el motivo por el cual yo lo he pagado, va mucho más allá del valor de uso del libro (leerlo), y tiene que ver también con la experiencia de encontrarlo, investigarlo, pujar, hacerme con él y tenerlo en mi biblioteca.
Igualmente, en relación con mi segundo hobby, hay relojes que uso una vez al año, o incluso menos. Y pagué bastante más de 60€ por ellos, como es lógico. Y sin embargo no me arrepiento en absoluto. Aun así confieso que en este campo compro menos alegremente, ya que los desembolsos de miles de euros duelen más en mi extracto bancario.
Entiendo la noción utilitarista que señalas, y la respeto, pero me gusta tanto coleccionar como leer, mirar la hora o vestir. Ese disfrute extra, referido a la experiencia en sí misma de tener algo con independencia de su valor de uso, es lo que algunos llamamos coleccionismo.
Eso sí. En la ropa, busco tener aquello que me gusta y disfruto tener. Por eso lo compro y, solo si me convence, me lo quedo. De lo contrario, lo devuelvo. Poder hacer eso es la gran ventaja de la ropa sobre mis otras dos aficiones
Un cordial saludo.